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Sólo un Gobierno nuevo puede afrontar la crisis económica

Sólo un Gobierno nuevo puede afrontar la crisis económica

domingo 20 de junio de 2010, 12:56h
La Prensa norteamericana ha sentenciado la gravedad de la crisis económica en España. Esta misma semana, BUSINESS INSIDER relacionaba nada menos que nueve razones por las que España es lo que describe como “un muerto económico viviente”. Estremecedora definición, por cierto. Merece la pena pasar rápida revista a esas nueve razones que debieran alimentar un sensato análisis del horizonte cercano, bajo la idea de que siempre es mejor prevenir que curar.

La primera razón es que más del 20% de la población activa se encuentra en el paro, en un ingrato liderazgo del paro de toda la Unión Europea. Sucede que si no trabajan tampoco pagarán impuestos, ni cotizarán a la seguridad social con lo que todos resultamos finalmente afectados. La segunda razón es que el déficit del Estado representa el 11,4% del PIB, lo que es insostenible y nace de que, en un esfuerzo poco sensato de estimular la economía, el gobierno socialista de España ha estado gastando cantidades sin precedentes de dinero, con lo que la temida “default” del Reino de España pudiera estar a la vuelta de la esquina. Una tercera razón para asegurar que la economía española está muerta es que, según BUSINESS INSIDER, la deuda total –pública y privada– alcanzaría un 270% del PIB. La cuarta razón que se argumenta es que las rebajas de rating sobre el Reino de España realizadas por Fitch y Standard & Poor´s son significativas, y la preocupación por la deuda del país queda patente cuando el Tesoro coloca menos papel a un año de lo previsto y tiene que hacerlo un 45% más cara.

Sigue BUSINESS INSIDER su demoledora relación. La quinta razón, vinculada al mercado inmobiliario, es el dato alarmante del inventario de viviendas sin vender. Y de tan desolador análisis no se libra la “economía verde”, es decir, la gestión sostenible que se ha planteado el Gobierno del país, ya que este tipo de modelo administrativo destruye dos empleos por cada uno que crea. Nada menos que lo siguiente afirma BUISINESS INSIDER: “La economía verde ha sido una verdadera pesadilla económica para la nación”. El resumen del resumen es que España, si no se produce un golpe de timón en la dirección política, está económicamente muerta, y así nos lo dicen las estimaciones del FMI, que no augura crecimiento positivo hasta 2011. Se comprende que las protestas y las huelgas hayan comenzado y que los sindicatos anuncien formalmente la fecha para la huelga general.

Pero conviene ir al fondo del problema, y es que, en circunstancias tan negativas, de nada o muy poco sirve el que Bruselas apoyara, por cierto con numerosas cautelas, el plan de ajuste aprobado por el Gobierno para reducir el déficit público este año. Pesan más las dudas sobre lo que pasará en 2011, y esa incertidumbre se está pagando cara en el mercado de bonos. El diferencial con el bund alemán continúa en máximos históricos y la canciller Angela Merkel ha indicado que España podría recurrir al mecanismo de ayuda si llegara a ser necesario, con lo que el descrédito se hace visible en los mercados. El reciente primero de mayo, el New York Times publicaba algunos datos de interés referenciados al reciente 31 de diciembre, según los cuales la Deuda de Grecia, detonante, no se olvide, del maremoto en la Unión Europea, era de 236.000 millones de dólares, en tanto la deuda de España, mientras Rodríguez Zapatero celebraba nuestra sólida situación, ascendía a la friolera de 1.100.000 millones de dólares. Sí, han leido bien: 1,1 millón de millones de dólares, de los que, en millones de dólares, debíamos 238.000 a la RFA, 220.000 a Francia y 114.000 al Reino Unido. Están además las consecuencias de nuestra pertenencia a la moneda única, porque si la debilidad del euro permite contemplar con mejores ojos la situación española, crece en cambio el temor a que la economía española se vea arrastrada al abismo con la griega y la portuguesa

En tan desolador escenario económico, la hipótesis de un simple relevo de dirección en el PSOE, incluso si pasara a un político tan solvente y creíble como Javier Solana, es muy insuficiente para los mercados, que nítidamente reclaman un Gobierno capaz de aunar todos los esfuerzos nacionales en una sola y bien estructurada dirección. Así que hay otra alternativa, ya puesta sobre la mesa de debate por algunos analistas, que sería la de ir hacia un Gobierno de concentración nacional en torno al eje PP-PSOE, que pusiera el interés común del país por delante de los intereses de partido, con el fundado convencimiento de que las minorías nacionalistas son integrables, y por tanto debieran ser integradas, en un proyecto de Estado que tuviera por norte el interés general del país, que es al fin y al cabo, el interés común de todos. Pese a las diferencias históricas que tuvo con Alfonso Guerra y otros dirigentes de la etapa de Felipe González, es probable que Javier Solana no encontrara en ellos antagonismo, sino colaboración, con lo que podría producirse una reanimación del ahora mismo decaído PSOE.

Así están las cosas en la economía y en la política del país: peor hoy que ayer, pero con fundada perspectiva de que mañana estén peor que hoy. Los ciudadanos se preguntan a qué espera Mariano Rajoy, líder del ya primer partido de España en expectativas electorales, para sentarse con CiU, PNV, CC, incluso con BNG y con Rosa Díez, para perfilar no un simple pacto numérico de escaños parlamentarios sino un gran plan económico compartido para afrontar con seriedad lo que a todos importa, esto es, la salvación de la economía española, algo que, con seriedad y consenso, puede y debe hacerse. Los españoles no nos merecemos que la ya palmaria incompetencia de este agónico Gobierno acabase por conducirnos a un escenario como el famoso “corralito” argentino. No tiene por qué suceder, no debe suceder, y responsabilidad personal de los dirigentes políticos es que no suceda. 


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