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Las vuvuzelas del PSOE

Las vuvuzelas del PSOE

miércoles 23 de junio de 2010, 16:13h
Acabo de regresar de Johannesburgo (Joburg, la llaman allí) en un viaje relámpago para presenciar en el Ellis Park el partido España-Honduras que, afortunadamente, ganamos por 2-0. Hay tres cosas que me han llamado la atención en Sudáfrica. Primero, cómo no, el coñazo de las vuvuzelas, ya saben esas trompetas que te atronan no sólo durante los partidos sino en calles, bares, restaurantes y centros comerciales. Segundo la enorme diferencia social existente entre los sectores blanco y negro del país. Los primeros (un 20% de la población) viven en el distrito moderno y comercial de Sandton, van en coches de alta gama, habitan mansiones rodeadas de alambradas de espino electrificadas y frecuentan restaurantes y discotecas de altos precios; los segundos (el 80 por ciento) son, en el mejor de los casos, los camareros que te sirven, los barrenderos, los conductores de autobuses y taxis o los vendedores de prensa y baratijas cuando no están en el paro, viven en chabolas de barrios marginales como Soweto y buena parte padece el sida, pese a ello, siempre los verán con la sonrisa en la boca y una amabilidad sin límites. La tercera cosa que me ha llamado la atención es el "atrezzo" que rodea los partidos de fútbol de mundial. El pasado lunes, en el Ellis Park de Johannesburgo no habría más de dos mil españoles, sin embargo si ustedes vieron el partido por televisión pensarían que el estadio estaba repleto de paisanos. Todo teatro y pantomima. A mi lado había sudafricanos, hindues, pakistaníes, coreanos, que no hablaban ni papa de español, vestidos con la "roja" y agitando enfervorizadamente la bandera roji-gualda. Es lo que le pasa a este mundial. Hay que hacerlo rentable para la Fifa y si hay que contratar "asistentes" para llenar los campos, se les regala la entrada, una camiseta, una banderita y una vuvuzela, y a llenar los estadios para que se vea en la tele una afición al fútbol que en aquel país no existe. Viva el pan y el circo.

De todas formas y como este artículo suele comentar temas de carácter politico, voy a destacar el asunto de las vuvuzelas, cuyo ensordecedor ruído todavía sufren mis tímpanos. Las trompetitas en cuestión, que se venden en todos lados como rosquillas a los turistas y es el regalo más solicitado de los asistentes al Mundial de Fútbol, me recordaban a la nueva casta que está floreciendo en el PSOE, tanto en Madrid como en Sevilla. A mí, todas esta pandilla de jóvenes portavoces que los socialistas han incorporado a sus ejecutivas me recuerdan las jodidas vuvuzelas. Leire Pajín en Madrid y Rafael Velasco, Mario Jiménez o Susana Díaz en Sevilla, son como las vuvuzelas. Suelen sonar a todas horas y en todos los sitios para dar por saco, principalmente, al PP, pero no dicen nada coherente, sólo sirven para hacer el suficiente ruído como para que los verdaderos problemas del país queden ahogados por su estruendo. Baste recordar el desquiciante discurso de la Pajín hablando de la "conjunción planetaria" de los dos líderes carismáticos del mundo mundial, Obama y Zapatero. Una conjunción que, al final, ni se ha producido ni se le espera, entre otras cosas porque gracias a Dios, Zapatero ya ha dejado la presidencia europea y Obama no está para perder su valioso tiempo con el presidente español, sino para leerle la cartilla por teléfono. A Pajín le ocurre como a las vuvuzelas.  Su ruído se oye por todos lados y acaba produciéndote un enorme dolor de cabeza y un hartazgo descomunal. A ver si hay suerte y la hacen ministra de algo en el cambio de Gobierno para que nos deje tranquilos con su cháchara...Y lo mismo digo de los "ninios" del PSOE andaluz. Le pediría a Griñán llamadme Pepe que les nombrara para algún alto cargo de la Junta a ver si se les quitan las ganas de decir más chorradas, que no está la economía para gastarnos más euros en tapones.
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