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La olla podrida del Gobierno Uribe

La olla podrida del Gobierno Uribe

miércoles 30 de junio de 2010, 06:49h
El escándalo de las ‘chuzadas’ del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) no conoce límites. En un principio se hablaba de seguimientos e intervenciones a periodistas, políticos de la oposición, magistrados de las altas cortes y hasta sindicalistas, hecho que por supuesto ya es preocupante.

Sin embargo, con el transcurrir del tiempo y los avances de las investigaciones, empezaron a parecer nuevas denuncias que indicaban que, además, el organismo de inteligencia se dedicó a realizar seguimientos ilegales a personajes internacionales como el chileno José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch, la iraní Shirin Ebadi, premio Nobel de Paz, funcionarios de las Naciones Unidas y miembros del Parlamento Europeo.

Como si lo anterior fuera poco, otras denuncias aún más macabras empezaron a salir a la luz pública, primero fue una en la que Rafael García, ex –director de informática del organismo, le aseguró a las autoridades de Estados Unidos, que el DAS no sólo se dedicaba a actividades de espionaje, sino que desde allí también se realizaron actividades de narcotráfico, entrega de armas e información a paramilitares y hasta desaparecimiento de expedientes y antecedentes de sindicados, todo lo anterior con el conocimiento y beneplácito del Gobierno Uribe. Incluso el ex – funcionario aseguró que el organismo tenía nexos con reconocidos narcotraficantes mexicanos y era conocido dentro del argot mafioso como ‘el cartel de las tres letras’.

Así mismo, el presidente venezolano Hugo Chávez capturó a dos ciudadanos colombianos en octubre de 2009, y aseguró que éstos formaban parte de un equipo de espías enviados por el DAS a Venezuela con el fin de desestabilizar su Gobierno e intentar asesinarlo; en este mismo sentido se expresó el ex –candidato presidencial Germán Vargas Lleras, quien en el marco de las pasadas elecciones presidenciales, aseguró que tiene serios indicios de que el atentado que sufrió en 2005, y del que salió ileso, fue planeado desde la central de inteligencia.

Pero además de lo anterior, tras 11 años de impunidad en el caso del crimen contra el periodista y humorista Jaime Garzón, resulta irónico (¿o predecible?) que justo cuando se tiene un sospechoso de la autoria intelectual del asesinato, éste resulte precisamente ser un ex -subdirector del DAS (José Miguel Narváez), acusado además de nexos con paramilitares.

Ante tales acusaciones, la Fiscalía General de la Nación no tuvo más elección que abrir las correspondientes investigaciones que ya derivan en varios funcionarios destituidos, otros tantos detenidos y muchos más investigados, entre ellos el más importante y que parece ser el punto común entre el Gobierno, los paramilitares y los narcotraficantes: Jorge Noguera, quien actualmente se encuentra detenido y acusado de concierto para delinquir y homicidio.

Sin embargo, aún no existe claridad sobre quienes son las cabezas pensantes de tan macabras acciones, y el presidente Álvaro Uribe, cuyo nombre ha salido a relucir en varios testimonios, niega haber tenido conocimiento o haber estado al frente de las decisiones que desembocaron en actos ilegales, llegando incluso a decir que de demostrarse su vinculación con éstas, estaría dispuesto a ir a la cárcel.

Ahora, en un funesto episodio más de este escándalo, una fuente anónima asegura que desde el DAS se ‘chuzaron’ los teléfonos fijo y celulares de altos miembros del Gobierno ecuatoriano, incluido su presidente, Rafael Correa. El testigo señala que los seguimientos empezaron a hacerse en marzo de 2009, un año después de que Ecuador rompiera relaciones diplomáticas con Colombia a causa del bombardeo a un campamento de las FARC en su territorio.

Por supuesto el Felipe Muñoz, actual director de la institución ha negado todo asegurando que dicha información es mentira y sólo busca perjudicar los diálogos y mesas de negociaciones establecidas por Colombia y Ecuador, para mejorar el estado de las relaciones binacionales; mientras tanto, el Gobierno Nacional no se ha pronunciado al respecto.

No obstante la férrea defensa de Uribe, surgen muchas preguntas como: ¿Por qué el mandatario, a cuyo cargo se encuentra el DAS, no sabía (si es que realmente no sabía) de las decisiones que se tomaban al interior de ésta?, o ¿Si sólo se busca perjudicar un eventual arreglo de las relaciones diplomáticas con Ecuador, entonces cuál es la intención del resto de denuncias?, ¿Será que personajes como los miembros del Parlamento Europeo, de las Naciones Unidas o una mujer con el premio Nobel de Paz, también buscan perjudicar al Gobierno? ¿Existe acaso un malévolo plan mundial, al peor estilo de los cómics, que desea desprestigiar al Gobierno Uribe.

Como se dice por ahí, no hay peor ciego que aquel que no quiere ver y es evidente que el Gobierno tiene metida su mano, y muy hondamente, en ese pozo purulento en el que se ha convertido el DAS. No importa cuanto más se empeñen en contener lo que parece ser una avalancha con efecto de ‘bola de nieve’, sólo hay que recordar que cuando el río suena es porque piedras lleva.
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