A falta de pan...

...buenas son tortas, dice el refrán. Y tortas son las que nos podemos comer esta semana si los hombres de Del Bosque consiguen meterse en la final del Mundial de Sudáfrica. Qué pena que la economía no vaya pareja al deporte español. Rafa Nadal gana su segundo Wimbledon (el anterior lo ganó cuando España se proclamó campeona de Europa de fútbol), la "roja" de Villa hace historia colándose, por lo menos, en semifinales de un Campeonato del Mundo que curiosamente se juegan el día de San Fermín, fiesta española y torera por excelencia, Alberto Contador podría hacerse con su tercer tour, Jorge Lorenzo lidera con absoluta garantía el mundial de motos GP, y aquí los cuatro millones de parados, nos enfundamos la camiseta, agarramos la bandera y nos plantamos ante la tele para disfrutar de unos momentos de gloria colectiva que nos sirvan para enderezar una situación bastante gris cuando no negra. Quien no se conforma es porque no quiere.

Un buen amigo me suele decir que en la política y en la vida la mayoría de las cosas no pasan por casualidad, afirma que casi todo tiene un guión preescrito en el que los resultados "casuales" no son sino las consecuencias lógicas del argumento previo que se pretende desarrollar. Añade que cuando se producen algunas de estas casualidades, lo primero que hay que hacer es preguntarse a quién o a quienes benefician. No me atrevería yo a decir que, siguiendo esta tesis, el Mundial esté apañado para que los españoles lleguemos, al menos, hasta la final, pero es mosqueante que seamos los dueños y señores de las pistas deportivas mundiales cuando más falta le hace al Gobierno de Zapatero y a la sociedad española  Algo necesario para elevarle la moral a un país que no hay día que no se despierte con un susto. ¿Casualidades? Benditas casualidades que nos alegran el día a día y nos hacen olvidar los malos momentos por los que atravesamos.

Y es que, la verdad, a nuestros políticos les encanta jugar a este juego de las casualidades. Cuando peor están las cosas, cuando de verdad hay un problema importante, siempre surgen las chorradas de turno, bien orquestadas por los medios de comunicación, para despistar al personal y hacerle hablar de lo inane, de lo futil obviando el quid de la cuestión. Les pongo un ejemplo de lo que está pasando en Andalucía, ¿Qué es lo importante, que haya un millón de parados, que la Educación sea la peor de Europa, que la agricultura esté por los suelos? Pues no se preocupen que en el Parlamento andaluz no van a hablar de eso, ni de la pretendida fusión de las cajas de ahorro, ahora toca, como todos los veranos, hablar de Blas Infante, de cuyo nacimiento se cumplen ahora 125 años. El hecho podría quedar en un mero homenaje al "padre de la patria andaluza", pero héte aquí que una frase sacada de contexto de la portavoz del PP-A, Esperanza Oña, ha provocado la polémica en torno a la figura de Infante y el rosario de declaraciones de unos y otros para crear un problema donde no lo había. ¿Casualidad? ¿De verdad creen ustedes que tanto a unos como a otros -PSOE, PP e IU- le importa algo Blas Infante? Seamos serios. Unos y otros han pasado de puntillas sobre el legado del notario de Coria y nunca han querido saber nada del primer andalucista...Y a los andaluces, visto lo visto en las últimas elecciones con el PA, tampoco parece entusiasmarle mucho el autor del Ideal Andaluz. Así que dejémonos de coñas y vayamos a lo que de verdad nos interesa a todos que no es sino ganar el Mundial de Sudáfrica. El resto nos las trae al fresco. ¿Es o no es?