Mañana será lunes y, durante unas horas más, el país vivirá, si es que ganamos, la resaca de ser Campeones del Mundo. La euforia colectiva es tan desbordante que aún en el caso de perder los chicos de "la roja" van a ser recibidos como se merecen: por enormes multitudes y despliegue de banderas.
Estaba el suelo patrio tan necesitado de un agarradero de esperanza que se ha producido un fenómeno de catarsis colectiva. Desde el intento de golpe de Tejero en el año 1981, cuando asaltó el Congreso de los Diputados, no se habían visto tantas banderas constitucionales en las ventanas.
Unos deportistas, jugadores de fútbol, de diferentes autonomías, que pertenecen a distintos equipos, que se enfrentan cada semana en la Liga y que han nacido, y por tanto se sienten, cada uno de un rincón de España, han logrado formar un todo, solidario y sin rivalidades.
Son jóvenes, crecieron en el mundo de la comunicación global, juegan campeonatos del mundo y el viajar rompe muchas fronteras y mucha cerrazón mental.
Pero ganen o pierdan lo que debería perdurar en la conciencia colectiva, a partir del lunes,es el ejemplo de que en equipo, con humildad, trabajando duro y unidos, este país puede salir adelante porque poder, "podemos."Esa convicción, esa confianza es la que no se debe perder para que el paréntesis de entusiasmo sirva, además, de acicate. Porque el lunes, o el martes, se vivirá la resaca de la manifestación de Cataluña, se comentará la inoportunidad del Tribunal Constitucional de haber hecho públicos los fundamentos de la sentencia justo el día antes de la convocatoria en la calle. Han tardado cuatro años en dictar un veredicto y, ahora, como una provocación, no pueden esperar una semana.
También el lunes o el martes volverán los heraldos negros de la crisis económica. La OCDE ya ha vaticinado que la economía española va a salir del agujero a cámara lenta. En 2011 la leve recuperación que se había iniciado en este último semestre se ralentizará y el paro se estabilizará en el 20%.
Por si fuera poco el miércoles y el jueves se celebra en el Congreso de los Diputados el debate sobre el estado de la Nación. Acuerdos, ninguno. Enfrentamientos, acusaciones de grueso calibre, descalificaciones; todas.
Ante semejante panorama, disfruten del juego de "la roja" porque, gane o pierda, habrá dado una lección, por lo menos a la clase política de este país, de que para cosechar triunfos hay que dejar a una lado los divismos, los partidismos y las rivalidades.
Si (
No(
