Seguridad vial: La sociedad en busca de un chivo expiatorio

Es evidente que la persona (en general, siempre hay excepciones) es reflejo de la sociedad y ésta es resultado de la mayoría de las personas que la integran. Como consecuencia la “cultura” se evidencia en lo individual y en lo colectivo, en la mayoría de las personas y de sus instituciones.

Argentina viene “batallando” hace varias décadas con una de las principales causas de muerte, dolor y daño de su sociedad: los siniestros viales.

Y en ese largo batallar incurre, a mi criterio, en forma repetida en algunas conductas que ya podríamos categorizar como “típicas”.

Entre tales conductas existe una que, siempre a mi juicio, es muy representativa de su cultura y particularmente la más dañina: “simplificar el problema y encontrar un chivo expiatorio”.

En la ya gigantesca hemeroteca del ISEV, específica a la temática, este hecho se puede verificar a simple vista en los titulares y artículos de prensa de por lo menos las últimas dos décadas.

Sistemáticamente uno puede observar períodos en los que los culpables de la siniestralidad vial son los “motoqueros”; en otros períodos alternativos la culpa es de los “camioneros”; y hasta llegamos a endosar la responsabilidad casi absoluta de los siniestros que los tienen por víctimas a los “peatones”. En estos días le ha tocado, una vez más, a los “colectiveros”.

Quiero aclarar, aunque sea evidente, para aquellos pícaros que solo leen lo que quieren, que no defiendo a nadie ni a ningún sector en particular.

Defiendo a cada grupo de actores en la vía pública, cuando se los sindica genéricamente por el mal accionar o error particular de algunas de las personas que integran ese grupo.

Y critico a una sociedad (en la que me incluyo) que no quiere (¿o no puede?) ver que este enorme problema es muy complejo, que nos involucra a todos y cada uno, que es resultado de un sistema enfermo y cultural (y no de uno solo de sus componentes).

Critico a una sociedad que pretende solucionar el problema (¿esconderlo?, ¿postergarlo?) simplificándolo en la figura de un “chivo expiatorio”. Total, como de costumbre, el tema pasará, sin solucionar el síntoma de la enfermedad ni, lo que es peor, su causa.

Con todo, Argentina hoy está mejor “equipada” que unas décadas atrás. Posee instrumentos e instituciones, cierto grado de conciencia política del problema que aleja su consideración desde el mero hecho policial y lo abarca desde una mirada social.

Pero hay que trabajar y mucho para obtener el “cambio cultural”.

Llevará tiempo, varios años, lograrlo.

Tomar cabal y verdadera conciencia del problema es el primer paso.

 Dr. Eduardo Bertotti
Director ISEV