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El último dardo de uribe

El último dardo de uribe

jueves 29 de julio de 2010, 00:47h

Álvaro Uribe se va, pero sigue ejerciendo en los días que aún le restan, como presidente en funciones de Colombia, y por eso, antes  de entregarle la presidencia a Juan Manuel Santos el 7 de agosto próximo, le acaba de enviar un dardo envenenado a  su homologo venezolano Hugo Chávez. 

Nos referimos claro está, a la “detallada exposición”, como la calificó el representante de Panamá en la OEA, lo que en lenguaje diplomático  significa  “convincente explicación”, que hiciera hace una semana el  embajador colombiano Luis Alfonso Hoyos en la sesión extraordinaria del Consejo Permanente de ese organismo, la cual no dejó lugar a dudas acerca  de la estrecha vinculación existente entre el gobierno bolivariano de Venezuela y las FARC colombianas, demostrada como fue la presencia de campamentos guerrilleros en nuestro país. La contundencia de la prolija documentación que mostró Hoyos, quedó reflejada en la reacción venezolana, primero en la OEA, a través del embajador Roy Chaderton quien calificó de montaje las pruebas presentadas y luego del propio Chávez, desde Caracas, diciendo que se trataba de un show y que no se extrañaría de que Uribe ordenara un bombardeo a territorio venezolano con la excusa de  que hay un campamento de las FARC, para finalmente levantar una pared, al anunciar por razones de dignidad, la ruptura de relaciones diplomáticas con Colombia. Ambos contestaron, o mas bien protestaron, pero respuesta, lo que se dice respuesta, ninguno de los dos la dio, ni a las preguntas y acusaciones del representante colombiano, ni mucho menos a los venezolanos que esperaban una  posición del gobierno que no dejara ningún tipo de incertidumbre y que permitiera, al menos, si no quería dar explicaciones, la  visita de una comisión de la OEA en nuestro territorio para erradicar cualquier sospecha. Ver a Chávez al lado de Maradona insultando a Uribe, al que llamó enfermo y mafioso, mientras Chaderton hablaba en la OEA,  no creemos que sea la imagen que proyecta un gobierno que se considere serio ante un asunto de tanta gravedad. Por el contrario, fue una imagen patética, decadente, de ídolos de barro.
 
Por su parte, hay quienes consideran un error y poco conveniente, que la información presentada en la OEA, proveniente de varias fuentes, entre ellas la satelital proporcionada por el  Pentágono, y en poder de Colombia desde hace algún tiempo, no haya sido revelada por Uribe con anterioridad en otro escenario mas internacional y que se haga en las horas postreras de su presidencia, o que en todo caso, no se esperara a que lo hiciera el presidente electo Santos, durante el inicio de su mandato.  Sin embargo,  es lógico pensar que ésta no fue solo una decisión de Uribe y que, ciertamente, se prefirió hacerlo ahora, cuando su presidencia llega precisamente al final, y cuando las relaciones entre ambos países estaban ya muy resquebrajadas y deterioradas como consecuencia de las innumerables disputas y conflictos que han protagonizado la historia colombo-venezolana del último lustro.  Pensándolo bien, Uribe le quitó a Santos, quien fue su Ministro de Defensa, una pesada carga que, desde luego, hubiese hecho muy difícil al nuevo gobierno de Colombia mantener unas cordiales relaciones con Venezuela, pues no es lo mismo comenzar  la presidencia con la tarea de reestablecerlas, que ser la causa de su ruptura.

Este dardo de Uribe,  posiblemente el último, fue como uno de esos fuegos artificiales que, de repente, explotan desde lo más alto, iluminando el cielo, y dejándolo ver  a todo el mundo.

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