Samaniego, periodista hasta el final

Nos conocimos hace más de 30 años, cuando iniciábamos este que ha sido extraordinario, fascinante, duro, desgastante, demandante profesión de periodistas. Fidel Samaniego y quien esto escribe iniciábamos lo que fue el camino de cada quien en este trabajo de informar, opinar, contar historias. Trabajábamos él para el Universal, este columnista, en ese entonces en las llamadas “suplencias”, para el Sol del Mediodía, las notas del Senado de la República y de otra parte de la llamada “fuente política” concentrada en la “Gran Comisión” de Lafragua, que tras el sismo de 1985 se mudó definitivamente a San Lázaro

Fidel desde siempre fue un gran reportero. Así lo consideró el para ese entonces experimentado Jorge Avilés Randolph, quien en El Universal,  antes que el propio Juan Francisco Ealy Ortiz, le concedió por sus méritos periodísticos indiscutibles a Fidel Samaniego Reyes, su gran oportunidad para reportear como titular de la fuente política, de donde ya nunca se apartó, hasta este viernes 6 de agosto del 2010, que murió tras sufrir un infarto, en Veracruz.

Principio de la década de los 80s. Fin del gobierno de José López Portillo e inicio del mandato de Miguel de la Madrid. Ya en el camino de la alternancia política en México, con cambios que facilitaron el acceso de las minorías al Congreso de la Unión , que la izquierda proscrita tuviese participación a través del PSUM. Tiempos de reporteo en la Cámara de Senadores, de Enrique Olivares, por la extra de Excélsior, Manuel Ponce, en Avance, Ana Cristina Peláez, 24 horas y Samaniego, en camino de consagrarse como uno de los grandes cronistas de México –no olvido a mi apreciado Miguel Reyes Razo, ni tampoco a Enrique Loubet Jr,-, durante la campaña y luego la presidencia del licenciado Carlos Salinas de Gortari.

Siendo columnista político de las dos ediciones  de Ovaciones, tengo presente aquel viaje que hice a Zacatecas, como invitado especial del presidente Carlos Salinas, gira que realice a bordo del TP01, -en Nochistlán, Isaac Chertorivsky bautizó el realmente muy modesto lugar donde pernoctamos como el “Nochistlán Palace”- y al regreso al DF, tuve la oportunidad de platicar en privado con el Primer Mandatario. Eran  días antes que Genaro Borrego Estrada, pidiera licencia para dejar de gobernar Zacatecas y trasladarse a la dirigencia nacional del PRI, en lugar de Luis Donaldo Colosio, designado secretario de Desarrollo Social y de esta manera, se perfilaba como sucesor de CSG. Y si, llegó el sonorense a la candidatura presidencial priísta, pero no a Los Pinos, pues sabemos, se atravesó la tragedia de Lomas Taurinas, que  tantos problemas le causaron a un Carlos Salinas de Gortari, quien se quedó sin candidato y fue llevado materialmente por el PAN a postular a Ernesto Zedillo.

El caso es, durante aquella gira presidencial a la que aludo, asistí en calidad de invitado presidencial a poco de la llegada de Genaro Borrego al PRI nacional, recuerdo el denodado trabajo periodístico de Fidel Samaniego, cronista estupendo de El Universal y en aquel entonces gran amigo de Joaquín López Dóriga, sin llegar de nuevo a Televisa, pero si en cambio en El Heraldo de México y luego en el que ahora es su tan exitoso noticiero en Radio Fórmula.

Luego, en uno de los viajes internacionales del ex presidente Zedillo, ya en calidad de reportero este columnista  tuve la oportunidad de platicar pausadamente con Fidel Samaniego, en Nueva York. Sin hablarnos mucho, pero conociéndonos muy bien, Fidel tuvo para conmigo un rasgo de generosidad que por siempre le agradeceré.

Fidel Samaniego, excelente periodista, del que deben sentirse muy orgullosos sus hijos, su familia. Profesional y humano. Con su fallecimiento, el periodismo en México pierde a uno de sus grandes baluartes. Perdurará en su excelente escribir, describir, narrar, hacer crónica, blog, periodismo.

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