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Cosas delirantes

martes 22 de mayo de 2007, 09:17h
Ahora nos sorprenden con el proyecto de nacimiento de una nueva formación política, animada sobre todo por los ‘disidentes’ socialistas en el País Vasco, como Rosa Díez, algún dirigente de ‘Basta Ya’, como Carlos Martínez Gorriarán, un personaje inclasificable, como Fernando Savater, y algunos otros, no muchos. Quieren contactar con Ciutadans de Cataluña y con algunas gentes que andan por ahí descolocadas. No es el centro, ni la izquierda virada hacia una cierta derecha, ni la derecha con tintes de izquierda: son, sobre todo, gentes que piensan diferente acerca de lo que ocurre en el País Vasco. De hecho, piensan lo mismo que el Partido Popular, y no se entiende que vayan a la formación de un nuevo partido, que quitará votos tanto al PSOE como al PP y confundirá no poco a la opinión pública, simplemente por no apoyar a las huestes de Mariano Rajoy.

No, no viene bien este embrión de partido ni a la derecha, ni a la izquierda ni al centro. Porque este partido antinacionalista puede dificultar planes para crear un verdadero centro, que no puede desconocer a los nacionalismos moderados. Ya hemos dicho alguna vez que hay varios intentos de generar alguna plataforma que sea un ‘colchón’ entre los dos grandes partidos nacionales. Pero no es esta, tan precipitadamente creada. Esto es una reacción contra algunos excesos, ciertos sectarismos y abultados errores estratégicos y tácticos de determinados líderes del socialismo vasco. Que no han sabido abrirse a la disidencia.

Parece una más de las situaciones delirantes que la falta de madurez general de la clase política y mediática nos está generando en el cuerpo social. Andamos como perdidos: ¿qué diablos pinta Rosa Díez, una activista admirable sin duda, con un filósofo como Fernando Savater, un pensador que a la fuerza se ha metido en la pelea política?

Y, por lo demás, menudo final de campaña. Con López Garrido lanzado a hacer funcionar el ventilador de la basura contra las corruptelas del PP. Con algún periódico insistiendo falsamente en desprestigiar a Solbes y precipitar una crisis de gobierno. Con los ecos, aún, de ese debate entre Ruiz Gallardón y Miguel Sebastián. Y, mientras, la compañía de bandera se pasa a la Union Jack sin que apenas nos enteremos, y en el Gobierno se advierten importantes síntomas de disidencia en lo referente a la marcha del proceso negociador con ETA, sin que los desmentidos de Zapatero hayan servido para mucho.

Hay, en suma, una sensación de desbarajuste político. Menos mal que los ciudadanos de este país siguen funcionando con normalidad, generando riqueza y trabajo. Y menos mal que ya solamente quedan cinco días hasta las elecciones: ni siquiera una campaña electoral saben administrar nuestros políticos sin que crujan las bodegas del barco.
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