www.diariocritico.com
Salvar a Sakineh

Salvar a Sakineh

martes 07 de septiembre de 2010, 14:43h
No sé si hay tiempo ni esperanza, pero hay que hacer algo más. No podemos permanecer mirando las imágenes de la televisión, leyendo la noticia en los periódicos. Impasibles. No hay más tiempo. Sakineh Ashtianí es una ciudadana iraní, una ciudadana del mundo, una mujer como cualquier otra. Fue encarcelada en 2005 y juzgada en 2006 acusada de mantener una “relación ilícita” y de haber colaborado en la muerte de su propio marido. Sakineh pertenece a la minoría azerí, que habla un dialecto turco y tiene dificultades para entender el farsi, idioma en el que fue juzgada. Fue condenada a recibir 99 latigazos –una condena cruel- y a morir lapidada –una de las formas más brutales de la pena de muerte-. En 2007, el Tribunal Supremo iraní confirmó su condena, aunque ella había negado una confesión hecha bajo presiones policiales que todos nos imaginamos. En 2010, sus hijos publicaron una carta en la que negaban las acusaciones y pedían clemencia para su madre. En julio de este año, ante la presión internacional, las autoridades iraníes anunciaron que revisarían la condena: parece que pueden cambiar la lapidación por el ahorcamiento. Un sarcasmo. Sus hijos temen que sea ejecutada cuando acabe el Ramadán es decir a finales de esta semana. Ya. 

Los primeros 99 latigazos los recibió en presencia de uno de sus hijos, de 16 años entonces, en la misma Sala del Tribunal. Eso es justicia. Ahora, acaba de recibir otros 99 por aparecer en una fotografía en The Times sin el velo “obligatorio”.  No era ella, era una activista iraní que vive en Suecia. El periódico se disculpó pero los latigazos ya estaban dados. Cada uno es un latigazo a todos sus derechos como persona y una ofensa a todos los ciudadanos que gozamos de ese bien impagable que es la libertad.

    Su anterior abogado, Mohammed Mostafei, ha tenido que huir de Irán y pedir asilo político en Noruega. A Sakineh la forzaron en agosto a hacer una confesión falsa a través de la televisión y desde entonces su nuevo abogado, de oficio, no puede verla. Se teme que incluso haya sido sometida a una ejecución simulada. El Vaticano, los Gobiernos francés, inglés, italiano y español, entre otros, rechazan la sentencia y exigen que no se produzca la lapidación. Hay que presionar al Gobierno iraní para que conceda la libertad a Sakineh. Hay que denunciar también lo que trata de ocultar: la situación de los presos políticos en Irán, el hacinamiento en las cárceles, las condiciones infrahumanas en que muchos ciudadanos sufren torturas y vejaciones sin nombre. Lo sabe Shirin Ebadi, la Premio Nobel de la Paz, que no puede volver a su país, y lo saben muchos gobernantes occidentales, las  organizaciones de Derechos Humanos. Lo sabemos todos. Hay que salvar a Sakineh Ashtianí y a todos los que padecen en Irán, como sucede en Cuba, prisión injusta. Escriban a la Embajada iraní, a los periódicos, pidan a los políticos que se pronuncien. No se callen, por favor.

[email protected]  
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios