El imán Feisal Abdul Rauf busca una solución adecuada para acabar con la polémica creada con su plan de levantar un centro islámico cerca de la zona cero de Nueva York y transmitir así un apropiado mensaje que alimente la moderación en las relaciones de Occidente con el mundo musulmán.
"Estamos explorando todas las opciones y trabajamos en una solución que, si Dios quiere, diluirá esta crisis", explicó el imán en el Consejo de Relaciones Exteriores, donde aseguró que esta polémica puede tornarse en "oportunidad", porque "el mundo está pendiente de lo que hacemos aquí".
El director de la Iniciativa Córdoba reiteró que, de haber sabido la polémica que iba a generar este proyecto, que ha trascendido el ámbito local y nacional, jamás lo habría proyectado así, y recordó que el centro "quiere ser un lugar para que todas las creencias confluyan en respeto mutuo".
Tras el 11-S, "se me encargó estudiar cómo mejorar las relaciones entre musulmanes y Occidente", afirmó. "Todo mi trabajo desde entonces se ha basado en eso. Nuestro reto como líderes religiosos y de opinión es capitalizar estas oportunidades para impulsar la voz de los moderados".
Además, defendió que "no sólo se deben atender las causas que alimentan el extremismo, sino también ser capaces de lograr que los moderados ganen esta guerra contra el extremismo".
En cuanto a la cuestión concreta de la ubicación del centro islámico que tanto debate ha generado, dijo que quiere "estar a la altura de nuestros ideales".
Mantener el proyecto tal y como está diseñado desata una gran oposición desde quienes lo ven como una falta de respeto hacia las víctimas del 11-S, mientras que trasladarlo enviaría a su juicio "un mensaje erróneo" y reforzaría a los musulmanes más radicales, que "han secuestrado el debate para difundir deliberadamente información errónea y estereotipos dañinos".
"Yo quiero un espacio; necesito un espacio donde la voz de los moderados pueda ser enfatizada", explicó el imán, quien sin embargo reconoció que entre las opciones que se estudian se incluye la suspensión del proyecto.
En su intervención, se dirigió a los medios de comunicación para decirles que pueden "alimentar a los radicales o limitar su difusión", mientras que al mundo empresarial quiso "recordarle que apoyar la moderación y la paz ofrece incluso más beneficio y prosperidad".
En cuanto al resto de la comunidad musulmana, el clérigo pidió: "Dejadnos continuar con el extraordinario diálogo que ha surgido a raíz de esta crisis".
Para concluir, recordó una comparecencia de Colin Powell en octubre de 2008 en la que salió a colación la cuestión de si el ahora presidente de EE.UU., Barack Obama, era musulmán, "algo que aún hoy sigue coleando".
Powell tuvo que aclarar que Obama "siempre ha sido cristiano", aunque acto seguido dijo: "Pero la verdadera cuestión es '¿Y qué si fuera musulmán? ¿Hay algo de malo en ser musulmán en este país?'"
"Nuestra respuesta como país, ahora y entonces, es 'no'. No hay nada de malo en ser musulmán en EE.UU.", concluyó el imán, quien dijo sentir que se hayan malinterpretado sus intenciones.
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