La Presentación de Hermandades

Eucaristía y Rosario son amor hecho plegarias, son entrega verdadera en esta noche tan larga, en esta espera impaciente por llegar a saludarla, por decirle que has venido, como siempre, a venerarla, a renovar tus fervores, a cantarle sevillanas, que llegas en Hermandad que ardiente el turno esperaba de verla desde la puerta cuando la tarde se apaga... y los romeros la encienden con su Salve mariana.
 
Hay emoción en los pechos y brillos en las miradas, porque el amor se ha subido hasta tus ojos en lágrimas cuando la Hermandad Matriz, recortada en la portada, te recibe cuando llegas, como siempre, a saludarla, a decirle desde lejos, de verdad, cómo la amas.
 
Y aunque Ella está en el fondo tú le estas viendo la cara,
que se te ha metido dentro su sonrisa hecha esperanza,
que parece que suspira, que parece que te habla...
y no puedes contestarle, no te salen las palabras
porque de verla tan tuya se ha hecho un nudo en tu garganta
que no te deja decirle que la quieres, que la amas,
que llegaste por la noche y has venido a saludarla,
que la soñabas ayer y la soñarás mañana,
que es la luz que te ilumina y el faro que te reclama
cuando en las sombras del mundo la senda perdido hayas,
que es alegría en tu tristeza, que en tu ansiedad es templanza,
que en tu dolor es consuelo y en todo instante esperanza,
porque es la Madre de Dios y porque es Paloma Blanca,
porque es Virgen del Rocío y es la Reina de tu alma.