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De casta le viene al galgo

De casta le viene al galgo

lunes 25 de octubre de 2010, 19:52h
No sé dónde se busca el presidente de la Junta, Griñán llamadme Pepe, sus colaboradores, pero es realmente difícil encontrar personajes más incapacitados para los cargos que ocupan. Sí, bueno, todos sabemos que consejeros/as, viceconsejeros/as, directores/as generales y altos/as cargos/as son cuota de partido que hay que colocar en la Administración para asegurarles el futuro, pero, al menos, debería de haber un examen mínimo a los aspirantes, no digo ya una oposición como la de Notaría, no, pero sí un test escueto y facilito que descubriera al menos que sus coeficientes de inteligencia no están rayando la subnormalidad. Lo digo porque te das un paseo por el Parlamento andaluz y te quedas de piedra. Ya saben que los miércoles y los jueves, en las sesiones de control al Gobierno, acuden allí no sólo los miembros del Ejecutivo, sino sus vices, sus asesores, sus jefes de gabinete, sus jefes de prensa, vamos, toda una cohorte de cogecosas que van tres pasos detrás del jefe, cayéndoseles la baba y portando carteras repletas de documentos como si el o la  titular de la Consejería fuese a debatir sobre el Estado de la Nación o sobre el futuro de las pensiones.

En la mayoría de los casos el consejero/a ni interviene, pero si lo hace es para responder a preguntas tan complicadas realizadas por ejemplo por la portavoz del PP, Esperanza Oña, como: ¿Podría decirme, señor Recio (titular de Trabajo) si se le han concedido un total de 730.000 euros de subvenciones a la empresa cordobesa Aulacen Cinco S.L. dedicada a dar cursos de formación y cuya administradora única es Antonia Montilla, esposa del vicesecretario general del PSOE andaluz, Rafael Velasco? La respuesta, que todos ya conocemos porque están publicados los papeles, no debería de ser otra que un escueto sí, aunque después, para disculparse de un hecho que haría enrojecer a un esquimal, el consejero tuviera que justificar lo injustificable para dar a entender que la empresa en cuestión es todo un modelo en su ramo y por lo tanto merecedora de esos ciento veinte millones de pesetas salidos del bolsillo de todos los andaluces con los que ha "formado" en los últimos cinco años a unas docenas de jóvenes que, por supuesto, siguen en el paro. Pues no. Los cogecosas en cuestión comienzan a sacar papeles de sus carteras demostrando una superactividad digna de un malabarista, tomando notas y pasando papelitos para que, al final, el consejero en cuestión no responda a la pregunta, se salga por las ramas y acabe acusando al PP de poner piedras en el camino de la Junta a fin de que continúe el paro y así sacar provecho electoral, eso sí todo ello ante el aplauso entusiasta de su claqué que le da golpes en la espalda y le abraza diciéndole aquello de "monstruo, que eres un monstruo".

Visto lo visto, en todo estos años de democracia (casi treinta y cinco ya desde la muerte de Franco) hemos creado una clase política (¿cuántos miles viven del erario público y de la mamela entre ministros, secretarios de Estado, consejeros, directores generales, diputados nacionales y autonómicos, senadores, alcaldes, concejales y directores de empresas públicas?) que es una mostruosa planta carnívora que se zampa y fagocita todo lo que le echen. Encontrar en estos momentos un político inteligente y válido, no sólo en las Cortes Generales (Congreso y Senado) sino en los diecisiete Parlamentos autonómicos es como hallar una aguja en un pajar. Tanto es así, tanta es la mediocridad, que un personaje tan turbio como Pérez Rubalcaba, aparece ahora como un genio de la política recuperado por Rodríguez Zapatero para salvar no sólo a su partido del desastre electoral, sino a la democracia española. Yo lo único que digo es el conocido refrán español que afirma que "de casta le viene al galgo". Sólo basta echarle un vistazo a las hemerotecas de hace una década ¡Anda que estamos aviaos! Aunque tambien es verdad, y hay que reconocerlo con todas las de la ley, que los mejores amores, como los buenos vinos, son los que llegan pasada la madurez. Quien quiera entender, que entienda.
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