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¿Tsunami electoral o proyecciones delirantes?

¿Tsunami electoral o proyecciones delirantes?

lunes 01 de noviembre de 2010, 07:05h

Según casi todas las encuestas, el Partido Demócrata se enfrenta a un auténtico tsunami en las elecciones de este martes, donde las proyecciones le dan el mayor número de escaños que han tenido en la Cámara de Representantes en los últimos 80 años: los republicanos, según estos sondeos, ganarán casi 45 escaños y acabarán así con la mayoría demócrata y, aunque probablemente no podrán ser el partido mayoritario en el Senado, su número será tan grande que podrán bloquear cualquier iniciativa demócrata.

Es muy probable que estas previsiones se cumplan, pero la anunciada gran derrota demócrata podría no materializarse: la situación del país tiene pocos precedentes, debido a la fuerte crisis económica y la polarización del electorado y los modelos demoscópicos trabajan con variables desconocidas.

En cualquier caso, nadie duda de que habrán pérdidas demócratas, pero históricamente el partido presidencial pierde, en las elecciones parciales, 36 escaños cuando el ocupante de la Casa Blanca no es popular, como ahora le ocurre al presidente Obama. Si se repitiera este número, los demócratas mantendrían la mayoría y, si las pérdidas son ligeramente mayores, quizá los republicanos ganen el control de la Cámara y las presidencias de los distintos comités, pero no tendrán ni la fuerza moral ni la de los números para lograr su objetivo, que es paralizar la agenda del presidente Obama.

Ciertamente, Obama ha conseguido alienar a sus partidarios y envalentonar a sus rivales: la coalición de mujeres, independientes y latinos que lo llevó a la Casa Blanca se ha deshecho, la izquierda demócrata está decepcionada con su timidez y los republicanos se llenan la boca con denuncias al socialismo al ultranza del presidente.

Aunque Obama puede recuperarse en los próximos dos años si la economía se reactiva y el desempleo baja, gobernar le será muy difícil: en el Partido Demócrata, los elementos moderados son los que más amenazados están y entre los republicanos ha adquirido fuerza la facción más conservadora del Partido del Té. Esta polarización tal vez guste a los inversores, que generalmente se benefician de la parálisis política que no permite subir impuestos ni aplicar grandes controles, pero no permite al presidente avanzar su agenda y demostrar al electorado que ha sido eficaz en su gestión de gobierno.

En la noche electoral de este martes, las miradas estarán puestas en un pequeño estado que raramente atrae la atención: West Virginia, que durante décadas ha tenido dos senadores demócratas y que ahora vive una carrera muy reñida entre un republicano y un demócrata conservador. El motivo es que las urnas en ese estado cierran pronto, como en casi toda la costa atlántica y, debido a las diferencias horarias del país, servirá para proyectar los resultados en otros lugares y predecir, con varias horas de antelación, si los republicanos toman o no control de las dos cámaras.

Y este es otro punto que refleja lo cambiante del momento: si los republicanos ganan la Cámara y no el Senado, será la primera vez en cien años que ocurre algo semejante. Desde 1910, siempre que un partido toma la Cámara, el Senado sigue su ejemplo.

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