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Mientras esté Simancas habrá esperanza

lunes 28 de mayo de 2007, 13:37h
Las elecciones han ofrecido unos resultados bastante previsibles. El PP ha incrementado su poder parlamentario en la Asamblea de Madrid y su distancia con el PSM, que, en una Cámara autonómica con 9 parlamentarios más que en la pasada legislatura,  ha pasado de contar con 45 escaños a 42, dejando en la estacada a socialistas como Marcos Sanz (conocido leguinista que ocupó altos cargos como la Dirección General de Telemadrid), Oscar Monterrubio (ligado a personas como Helena Almazán) o al que fuera secretario general del Sindicato Unificado de Policía y de los socialistas de Alcalá de Henares, Juan García Gámez, al que ofrecieron, para que callase la boca ante la imposición de un aspirante a la Alcaldía del gusto del jefe, Rafael Simancas, un puesto en la lista a la Asamblea de Madrid demasiado retirado de los primeros lugares.

Además, el representante de Izquierda Socialista que tenía previsto suceder al infatigable Antonio Chazarra tampoco entra en el nuevo Parlamento regional debido a que el elegido, Mario Salvatierra, era el 43 de la candidatura encabezada por Simancas. Otras operaciones de los “cerebros” del PSM fallaron estrepitosamente. Móstoles y Alcobendas, pueblo en el que Pepe Caballero fue descabalgado del cartel electoral  después de estar al frente de la Alcaldía muchas legislaturas, son dos ejemplos destacados de cómo meter la pata hasta el corvejón.

Ante este panorama (en el que IU crece, puede que se recupere y se convierta en un referente de la izquierda política y social y deje de ser un apéndice natural del PSM, y el PP asienta su dominio regional), el socialismo madrileño se encuentra en una encrucijada difícil de resolver y que se puede resumir en la siguiente frase, en boga entre los críticos con lo hecho de Simancas para cuadrar el círculo vicioso en el que se encuentra sumido este partido desde hace demasiado tiempo:“Mientras esté Simancas habrá Esperanza”. No está muy claro si la última palabra de este dicho se refiere a la confianza en lograr lo que se desea (mantener viva la llama del socialismo madrileño) o al nombre de la que será investida presidenta de la Comunidad de Madrid en pocas semanas.

Más bien parece lo segundo, conociendo a los posibles autores de la ingeniosa frase. Quizá sean los mismos que,  al iniciarse la campaña electoral, enviaron por correo electrónico  a los 45 diputado regionales del PSM un escrito en el que acusaban a Simancas de liderar un “núcleo duro”, integrado por Romero, Rojo y Ruth Porta, encargado de atajar  cualquier discrepancia política interna recurriendo al mandoble.

Estos anónimos informantes añadían: “Si el 28 de mayo Simancas no es presidente, la banda de los cuatro deberá dimitir de sus puestos y que un Congreso Extraordinario dignifique el esfuerzo que todos vamos a realizar durante la campaña”. Más claro agua. Habrá que esperar a las próximas semanas.
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