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Santos borra los vestigios uribistas en sus primeros 100 días

Santos borra los vestigios uribistas en sus primeros 100 días

martes 16 de noviembre de 2010, 09:20h
El presidente, Juan Manuel Santos, además de lo complejo que implica cualquier gestión, tiene un reto bien importante: borrar de la mente de los colombianos los ocho años de aparente seguridad y bienestar que se vivieron durante el mandato de Álvaro Uribe (2002-2010), uno de los Jefes de Estado más exitoso y amado por su pueblo, en al menos cincuenta años de historia colombiana.

Y es que este reto parecía imposible de cumplir; no obstante, las encuestas han demostrado que definitivamente en política no hay nada escrito, y que hasta lo más improbable de alcanzar puede llegar a convertirse en realidad, si se tienen buenas ideas y mucha habilidad. Al menos eso ha demostrado Juan Manuel Santos, quien tan sólo tres días después de su posesión, dio muestras de esa ‘sabiduría’ al reunirse con el mandatario venezolano, Hugo Chávez, y poner fin a una contienda absurda que ya tenía fatigados y hastiados a los nacionales de ambos países.

A juicio del analista político y profesor de la Universidad Javeriana Fernando Giraldo, la reconciliación con Venezuela ha contribuido a "restablecer el respeto tradicional" de América Latina hacia Colombia, tras varios años de "aislamiento". Colombia tiene ahora "autonomía e independencia frente a Estados Unidos, sin romper la cooperación", sostiene Giraldo; mientras que el analista y ex comisionado de paz Daniel García-Peña, asegura que Santos "diversifica la política exterior sin pelear" con Washington, su histórico aliado.

En cuanto a Ecuador, basta recordar cómo el 7 de agosto, el mismo día de la investidura, Santos se reunió con su homólogo Rafael Correa y le entregó la información de los computadores del abatido jefe guerrillero ‘Raúl Reyes’, reclamada por ese país para avanzar hacia el restablecimiento de las relaciones bilaterales, rotas desde 2008.

También en la política interior resaltan cambios de estilo: "hay respeto a la separación de poderes y una actitud de diálogo con la oposición, tachada antes de terrorista", afirma García-Peña. Al respecto, Giraldo anota que se ha restablecido la "institucionalidad, resquebrajada por el anterior Gobierno", con decisiones como el "acercamiento" al Poder Judicial mediante el cambio de la terna propuesta por el Ejecutivo para elegir Fiscal General, un cargo que llevaba casi año y medio en interinidad.

Justamente esa actitud conciliadora, es uno de los aspectos que más le ha valido el afecto de los colombianos. Sin embargo, no se puede dejar atrás el reconocimiento a políticas como el proyecto de ley de víctimas, una aspiración ambiciosa que busca reparar a las personas maltratadas no sólo por los grupos ilegales, sino también por las fuerzas del Estado; o la Ley de Tierras, para devolver a los campesinos unos dos millones de hectáreas usurpadas, son su prioridad.

Para García-Peña, eso tiene "un inmenso significado" y es "muy saludable para el país y la democracia". En la misma línea, Giraldo explicó que Santos entiende la necesidad de "compensar" a las víctimas para "cerrar el círculo del conflicto" que arrastra Colombia desde hace medio siglo, con lo que "ideológicamente" marca diferencias con el Gobierno de Uribe.

El proyecto de Ley de Víctimas, el restablecimiento de las relaciones con Venezuela, el respeto a la separación de poderes y su actitud dialogante con la oposición han sido para la sociedad colombiana "una especie de aire refrescante", concluye García-Peña al respecto.

De otro lado, en la lucha contra la corrupción, entre otros, que se materializó con la intervención a la Dirección de Estupefacientes, cuyos manejos malos manejos sobre el dinero y propiedades incautadas al narcotráfico, empezaban a convertirse en un foco de podredumbre.

Así mismo los colombianos sienten que el nuevo Gobierno no ha descuidado la lucha contra la guerrilla de las FARC, y prueba contundente de ello fue la muerte de alias ‘Mono Jojoy’, uno de los jefes más importantes de éste grupo al margen de la ley.

"Tarde o temprano será necesario reconocer que el conflicto no se resuelve por la vía militar, sino con una salida negociada. Lo positivo es que Santos entiende que el conflicto no es solo un asunto militar, es algo más complejo", argumenta García-Peña, mientras que para el politólogo Ricardo Santamaría, "la gente siente que el país se distensionó", con el cambio de gestión.
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