Jiménez insiste en que no hay presos políticos en Venezuela

Durante el pleno de control al Gobierno en el Senado, Jiménez ha respondido así al peneuvista Iñaki Anasagasti que ha asegurado que Amnistía Internacional ha hablado de "detenciones políticamente motivadas" y "construcción de cargos falsos" y Human Rights Watch (HRW) de "atentado" contra los derechos humanos. Anasagasti le ha leído una lista con una veintena de presos y ha acusado a las autoridades venezolanas de encausar a los presos de conciencia con delitos comunes.

   Sin embargo, la ministra ha replicado que el pasado 5 de noviembre el secretario de Estado de Asuntos Exteriores y miembros de la oficina de Derechos Humanos de Exteriores se reunieron con el jefe de la división de las Américas de HRW y en esa reunión "se confirmó la inexistencia de presos de conciencia en Venezuela". "Pregúntele a él", le ha emplazado Jiménez.

   No obstante, ha reconocido que el representante de HRW se refirió a "problemas de independencia judicial" en los que España ya está trabajando y al caso de la juez Afiuni como "detención arbitraria". "Eso es la realidad de los hechos", ha puntualizado, antes de recordar que España ha abordado este asunto en otras ocasiones en su diálogo bilateral sobre Derechos Humanos con Caracas.

   Según Jiménez, el caso de la juez es el único que se menciona "con nombres y apellidos" en la carta que le ha enviado la Mesa de la Unidad Democrática, y a la que ha asegurado que contestará. Así, ha señalado que la carta está siendo "analizada con toda la atención" por su equipo pero ha puntualizado que, tratándose de un caso que "está en los tribunales", "a día de hoy no ha sido declarada presa de conciencia por ninguna organización internacional de Derechos Humanos".

   El asunto ha sido planteado también por el senador del PP Dionisio García Carnero, que ha acusado al Gobierno de ser "muy proclive a mirar para otro lado cuando el dictador que avasalla los derechos humanos se proclama de izquierdas".

PP: Jiménez como "Biendevido Mr. Marshall"

   Carnero le ha dicho a Jiménez que "ha empezado muy mal" en su nuevo puesto y le ha afeado que su primer viaje, con "simbolismo" que tiene, haya dejado en el recuerdo su "imagen" en la cabecera de la cama del presidente boliviano, Evo Morales, recuperándose de una operación de rodilla. "No sabemos si sería consecuencia del rodillazo que avergonzó a todos los demócratas de España", ha añadido, en alusión al partido de fútbol en que Morales propinó una patada a un opositor.

   La segunda 'foto', ha lamentado el 'popular', fue su "entrada triunfal" en un pueblo de "1.000 habitantes" a lo "'Bienvenido Mister Marshall', adornada con collares de flores, pisando pétalos de rosa, entre una lluvia de confeti para inaugurar un pozo de agua que funcionaba desde hace meses y que costó 72.000 euros".

   Así, García Carnero le ha reprochado que no haya ido a visitar a la juez Afiuni ni a la viuda y los hijos de Franklin Brito, "ese al que el gobierno chavista dejó morir en un hospital psiquiátrico en huelga de hambre", o al menos a los partidos opositores venezolanos que pertenecen a la internacional socialista para ver "la crueldad de ese régimen". Para el PP, Jiménez ha dejado claro que sus "referentes políticos" son Hugo Chávez y Evo Morales.

Jiménez: el PP no gana por populista

   En su réplica, Jiménez le ha reclamado un "mínimo respeto" para las formas de expresar agradecimiento del pueblo aymara boliviano y también para los presidentes "elegidos democráticamente" y ha opinado que con ese populismo se entiende por qué el PP "es incapaz de ganar elecciones".

   La intervención de la ministra se ha visto interrumpida por los gritos y abucheos de los 'populares' y la 'bronca' ha continuado de fondo unos minutos, hasta que ha emplazado al PP a mostrar respeto por todos los pueblos. "Y de paso condenar a Franco", ha dicho alguien desde algún lugar del Hemiciclo.

   Y, sobre el fondo del asunto, Jiménez ha vuelto a insistir en que el Gobierno no puede basarse en "opiniones" para declarar a alguien preso político ni "valorar" las listas que hagan distintas organizaciones, sino que tiene que partir de lo que dicen las organizaciones internacionales asociadas a la ONU porque, en caso contrario, no habría legalidad, legitimidad ni eficacia.


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