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El bumerán

El bumerán

miércoles 17 de noviembre de 2010, 16:54h

¿Y quién se adueñó de las cementeras alegando vagabunderías?

Una lámina de madera curvada que, inventada por los aborígenes australianos, cuando era lanzada con destreza siempre se volvía con la misma fuerza sobre quien la había lanzado. De allí el verbo que los anglosajones utilizan para señalar esta cualidad, que aplican a muy variados órdenes de la vida. En español se habla del efecto bumerán para significar lo que sucede cuando uno arroja cualquier cosa o acomete cualquier acción que perjudicaría a otro(s). Es esto lo que intento ver en la Venezuela actual.

Para mucha gente las acciones que con esmero el régimen -o lo que queda de él- emprende con minuciosidad de relojero van en el sentido de una "segura" radicalización; la misma que hemos tratado en trabajos recientes. La gente cree -digan lo que digan en contrario- que el régimen todavía (y ahora más que nunca, añadirían) está en capacidad plena de garantizar ese proceso, y que él va ahorcando sin remedio a una población que más parece de corderos a las puertas del matadero. Yo no, por fortuna. Yo creo que quien camina, si no al matadero por lo menos al abismo que sobre él ejerce una atracción fatal, es el régimen.

Para abonar razones a esta hipótesis fundamental con la cual trabajo, vayamos con los últimos acontecimientos. Los de la semana pasada, porque poco espacio y tiempo tenemos para los que vienen sucediendo desde más atrás. El primero de ellos: la toma, o confiscación, o expropiación de los conjuntos residenciales en construcción en el estado Miranda. Ese mismo que el Canal 8 se dedica con pasión a presentar como una especie de Batalla de Carabobo y que, cuando examinamos de cerca, más parecería una colección de pifias que pronto pasarán factura.

Espoleados, según afirman, por las quejas de usuarios que clamaban justicia, Hugo Chávez y los suyos procedieron a arrancar de las manos de burgueses bandidos y ladrones unos conjuntos residenciales que nunca se entregaban, mientras su precio final no paraba de crecer. Tardó apenas horas el Canal 8 en presentar a mujeres de la vilipendiada clase media dando rendidas gracias a su salvador. Por fin, pensaron ellos, ganamos una en esta guerra agotadora contra el país.

No habían terminado de pensarlo cuando ya se divisó el efecto bumerán. Lo primero fue la extrañeza de cómo era que si las construcciones oficiales no avanzaban, las de esos burgueses tenían "otras razones" para el mismo encallamiento. ¿No serían por casualidad las mismas razones? Veamos cuáles.

No hay cemento. ¿Y quién se adueñó de las cementeras alegando vagabunderías? Tampoco hay cabillas. ¿Y quién tiene en sus manos hace tiempo la fabricación del hierro que las garantiza? Y para mejorar todo, ¿quién acaba de cogerse a Sivensa y Sidetur que son las que hacen las cabillas como producto final? Pues adivínelo: ¡el Gobierno! ¿Y cuál ha sido la segura experiencia con el Gobierno que padecemos? ¿Es la primera vez que actúa así? A las pruebas me remito.

Y si el monto exigido a quienes han venido pagando sus viviendas no hace otra cosa que aumentar, ¿dónde está la razón para que eso pase? ¿Es que ningún venezolano va a las ferreterías, a la venta de baños y cocinas? ¿O es que todos están pendientes de las pías declaraciones que sobre la inflación emite el Banco Central para apaciguar sus angustias?

Pero la guinda llegó en el momento mismo del anuncio. Rápido se despacharon esmerados guardias nacionales a custodiar los conjuntos residenciales amenazados por los burgueses que estaban en el negocito y, ¡oh, sorpresa!, los guardias tuvieron que convertirse en murallas que impidieran que aves de rapiña invasoras se les adelantaran.

El colmo fue cuando de la nada aparecieron miles de reclamantes de viviendas a media asta por todo el país. Y no hay suficientes guardias bolivarianos para impedir un tsunami en terrenos, conjuntos residenciales y oficinas de la burocracia del régimen. ¡Felicidades! Y cuiden la cabeza, no sea que el bumerán se las tronche de un solo tajo.

Donde sí parece que está haciendo estragos el bendito instrumento australiano es en las instalaciones militares, donde el sol extra ha producido piquiña y náuseas a granel y por doquier. Amigo oficial de cualquier Fuerza bolivariana, ¿no se anima usted a buscar su estrella adicional -y rápida- desde las páginas de Últimas Noticias? Ya sabemos que esas "estrellas de más" suelen anteceder a caídas estrepitosas en el desfavor presidencial; pero ¡cómo alegran mientras dura su dulzor!

¿Hacen falta más y mejores ejemplos de la benéfica acción del bumerán?

 antave38@yahoo.com

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