Zapatero y los controladores

Alguien en Buenos Aires sabía que algo muy importante iba a ocurrir el pasado viernes. Cuando conocimos la decisión del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de no acudir a la XX Cumbre Iberoaméricana nos encontrábamos en Buenos Aires, a punto de comenzar el Foro Eurolatinoamericano de Comunicación que organizado por la Asociación de Periodistas Europeas se celebra siempre antes de la Cumbre. Y en ese entorno una importante fuente oficial nos aseguró que había motivos graves que justificaban la ausencia de Zapatero, por primera vez en los 20 años de historia de unas cumbres que España ha impulsado, peleado, financiado y cuidado al máximo porque constituye un instrumento fundamental de su política exterior en una América Latina que aporta más de un tercio al PIB de España a través de numerosas empresas.

Si me permiten rescatar un párrafo de la crónica publicada por Diariocrítico el pasado jueves, podrán comprobar que algo se estaba cociendo pero la fuente en cuestión no quiso concretarlo, aunque aseguraba que lo sabía: “En fuentes oficiales, se desprendía la impresión de que este sábado se iba a comprender totalmente las causas de la decisión de Rodríguez Zapatero de no viajar a Argentina. Nadie se atrevía a adelantar nada pero en Mar del Plata se extendía la versión de que algo más trascendente que las medidas ya anunciadas podría producirse en las próximas horas”.

Durante la mañana del viernes, la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, convocó a los periodistas para responder al portavoz del gobierno marroquí que planteaba la revisión de las relaciones con España tras la aprobación en el Congreso de una resolución de condena de la violencia registrada en El Aaiún, sin mencionar a Marruecos. Le preguntamos sobre la ausencia del presidente del Gobierno y la versión que facilitó fue qué Zapatero estaba en contacto permanente con los líderes europeos Sarkozy, Merkel, Rompuy y existía la posibilidad de una convocatoria urgente del Eurogrupo para tomar medidas que contrarresten los ataque de los especuladores. El consejo de ministros aprobó las medidas y la presidenta argentina intentó convencer a Zapatero de que viajara a Mar del Plata pero éste se disculpó por la situación tan complicada que vivía España. El consejo había aprobado el real decreto-ley sobre los controladores que ocasionó una respuesta salvaje de los afectados y el caos intolerable en España. Sin duda, los responsables del ministerio de Fomento que han estado negociando con los controladores sabían perfectamente cuál sería su reacción y las graves consecuencias que acarrearía.

Pasado el fin de semana, no ha habido reunión del Eurogrupo y Zapatero ha mantenido un perfil bajo durante la crisis de los controladores dejando todo el protagonismo al vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, al ministro de Fomento y a la ministra de Defensa. Mientras tanto, por un canal de alta seguridad encriptado, el rey Don Juan Carlos sancionaba el real decreto-ley y firmaba los decretos de traspaso del control aéreo de AENA al Ministerio de Defensa y la declaración del estado de alarma. Una vía que también podría haber sido utilizada por el presidente del Gobierno pero optó por permanecer en Madrid ante la previsión de una situación muy delicada, como así fue, que estaba prevista por el Gobierno que, en esta ocasión, ha actuado de manera diligente tomando las medidas oportunas para recuperar la normalidad de un servicio esencial para los ciudadanos. Tiempo tendremos de evaluar si la gestión era la adecuada o no, pero hay más que indicios para pensar que el presidente del Gobierno preveía lo que podía ocurrir.

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