La patera y la memoria

Ayer, una mujer nigeriana que se dirigía en patera hacia la costa granadina, junto a otros 37 compatriotas, dio a luz junto a la isla de Alborán, y hoy la imagen de la madre y de la bebé, que se llamará Felicidad (ojalá sea u buen augurio y no un sarcasmo sobre la infelicidad de las gentes del Tercer Mundo), aparece en todas las primeras páginas y está en la radio y está en la televisión… Nos habíamos olvidado de que a España siguen llegando gentes de la pobreza y del desconsuelo, y que miles de inmigrantes anónimos mueren en el cementerio del mar. Para recordarnos la desesperada situación en que viven la mayor parte de los africanos ha sido necesario este episodio de un parto en una patera, que tiene algo de cuento de Navidad puesto que para los padres y para la pequeña tampoco hubo sitio en la posada y su portal de Belén fue una barcaza que naufragó.

    Eso que llamamos actualidad viaja a una velocidad de vértigo, y lo que hoy es noticia… mañana apenas es memoria. ¿Quién habla hoy de la errática decisión del Gobierno de arrebatarles los 426  euros mensuales a los españoles  que no perciben jubilación alguna, y que sólo tienen el cielo arriba y la tierra abajo? Parece que nos hemos olvidado de este asunto, de esas personas crucificadas en la marginación social y que el próximo febrero dejarán de percibir su pobre paga. ¿Cómo se las arreglarán para sobrevivir? ¿Cantarán villancicos en estas Navidades? ¿Quemarán en la Nochevieja el último tronco que queda en su chimenea? ¿Qué cara, qué gesto pondrán cuando alguien les diga feliz Año  Nuevo?

    Las noticias se apilan y se silencian unas a otras, por mucho que el dolor siga hiriendo, ya que  quienes lo padecen saben muy bien que el dolor nunca se archiva. Dejaremos de hablar de los privilegios de los controladores aéreos hasta que monten otra huelga y aíslen nuevamente el país, y también nos olvidaremos de la corrupción política o del dóping en algunos deportes. Y miren ustedes que de la crisis que ahora nos invade, el Gobierno intentó que la olvidásemos aún antes de reconocerla, como si apagando la luz huyesen los ratones. ¿Alguien guarda en su memoria la advertencia del presidente Zapatero: “Hablar de crisis es de anti-patriotas”?

    Mas, por débil que sea la memoria, la realidad es terca y hasta cruel. Y lo es para los inmigrantes, para los pensionistas con derecho a la nada, para los casi cinco millones de parados, para las personas que llaman a las puertas del banco para entregar su vivienda porque no pueden pagar la hipoteca.

    La fuerza de una cadena -no nos engañemos- es la fuerza que tiene su eslabón más débil, como la niñita nigeriana nacida ayer en aguas de España.