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No hay salida sin eleciones

No hay salida sin eleciones

jueves 30 de diciembre de 2010, 11:39h
Fue nada menos que allá por 1996 cuando Julian L. Simon, un profesor de la Universidad de Maryland e investigador del Cato Institute, publicó, bajo el expresivo título “The State of Humanity” un apasionante libro contra la que entonces se conocía como “la depresión del fin de siglo”. Demostraba el profesor Simon que quizá no vivíamos en el mejor de los mundos posibles, pero que era bastante bueno si se comparaba con anteriores periodos de la historia, por lo menos si se atendía a los indicadores más expresivos del bienestar humano.

Con agradable toque de humor, uno de los más destacados empresarios de España me decía, esta misma semana, que necesitamos por aquí un profesor Simon autóctono que nos hiciera ver, con rigor científico, no tanto todo lo que se está haciendo mal desde La Moncloa, que es casi todo, pero que ya es de general conocimiento, como la posibilidad real de que, con algo tan simple como un cambio de Gobierno, España corrigiera los errores de la hora presente e iniciara un camino de recuperación que probablemente está ahí mismo, al alcance de nuestra mano, y para cuyo diseño y eficaz dirección sobran en nuestro país personas capacitadas.

Lo cierto es que los más rigurosos investigadores internacionales de ciencia económica afirman que España puede y debiera ser uno de los grandes motores económicos de la Unión Europea y que nuestro país está en condiciones óptimas, alguno ha dicho incluso que envidiables, para entrar en la senda de un crecimiento más que notable, sólo con que el Gobierno dejase a un lado tanta obsesión por la propaganda y la ingeniería social, ámbitos propios de la levedad intelectual del presidente que todavía padecemos, e hiciera los deberes en lo que de verdad importa, que es la actividad económica y empresarial.

España tiene la potencia para ello y tenemos además la visible disposición de Alemania, Francia y el Reino Unido para apoyarnos en ese camino, entre otras razones por la muy principal de que a ellos les conviene que España pase de ser, como es ahora, una amenaza para seguridad económica de la Unión Europea, a ser uno de los motores de las grandes posibilidades de crecimiento económico de la Unión Europea y de recuperación de su peso específico en el ámbito global. Lo escribiré con entera claridad: sería suficiente con que desde La Moncloa se dirigiese una política económica seria para que España pasara de parte esencial del problema de la Unión Europea a motor valioso para la resolución conjunta de ese problema.

Merkel, Sarkozy y Cameron han sido ya bien expresivos al respecto, insistiendo al mismo tiempo en la necesidad de que España tenga, cuanto antes, un Gobierno capaz y que pueda integrar nuestro país en una política económica común con Alemania, Francia y el Reino Unido, y por tanto en el grupo de dirección de la Unión Europea. El nuestro es abiertamente reconocido como uno de los cuatro grandes países, en términos económicos y también en términos políticos, de la Unión Europea, y el único de los cuatro que no hace los deberes. El mantenimiento de esta situación, que terminará por afectar seriamente a nuestro sistema económico y empresarial y a nuestro nivel y calidad de vida, es algo que ya nadie entiende en las cancillerías europeas y hace que España no tenga el papel que nuestro país merece en las grandes decisiones políticas y económicas de la Unión Europea, pero que sobre todo lastra nuestra economía y dificulta y demora el proceso de salida de la crisis y recuperación. Las soluciones no nos vendrán desde fuera, porque somos nosotros mismos los que, como es natural, tenemos que hacer los deberes y hacerlos bien y de forma coherente con los otros grandes países de Europa. Tampoco es necesaria la penetración de un oráculo, porque, como decía con su admirable humor el “viejo profesor” socialista Tierno Galván, “se trata de algo tan sencillo como vivir juntos, vivir libres y a ser posible, vivir bien”. Y eso tan sencillo y tan importante pasa ahora, necesariamente, por las elecciones generales anticipadas, cuanto antes, mejor.
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