Los 'sociacon'

Los socialistas se pasaron los años acusando de todos los males habidos y por haber, en España y en el extranjero, a unos nocivos personajes llamados “neocon”. Los “neocon” fundían en una sola aleación las teorías neoliberales y conservadoras causantes de malestar mientras el benéfico socialismo promovía el estado de bienestar. 

Quién les iba a decir que, a un año de las elecciones generales y a unos meses de las municipales, su líder, antaño progresista, asumiría con entusiasmo la programática liberal-conservadora, desplegando desde las páginas del “Finantial Times” su nueva faceta de improvisado “sociacon”. Rodeado de banqueros y grandes empresarios, aconsejado por expertos norteamericanos y vigilantes alemanes y alemanas, con gestos autoritarios e invocaciones al sacrificio,  a la austeridad y a la reforma de las relaciones laborales, los cálculos de las pensiones y las restricciones del gasto público, Rodríguez Zapatero parece un nuevo Churchill capaz de ofrecer a sus conciudadanos en vez de “sangre, sudor y lágrimas” paro, inflación y empobrecimiento.

En una dramatización tardía en meses pre-electorales, cuando se han perdido siete años con una economía errática, desordenada y despilfarradora, su socio-conservadurismo es como una careta de quita y pon de un carnaval político que ya no engaña a nadie. Para mascaritas de “sociacon” mejor están los “neocon” auténticos, con sus propias recetas que, según parece, hubiesen sido efectivas hace tres años. Ahora por muy contundentes que sean las medidas del socialismo para corregirse a sí mismo, ya no llegan a tiempo de recuperar la confianza perdida. Las consecuencias de la situación y la aplicación de las medidas correctoras serán responsabilidad de otros que vendrán, sean buenos o regulares. No existe nada peor que un gobernante “sociacon” que no convence ni  a izquierda ni a derecha. Lo menos malo que puede pasarle a estos tardíos “sociacon” es evaporarse como una nube negra después de la tormenta.