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Tenía razón don Ramón

Tenía razón don Ramón

lunes 17 de enero de 2011, 20:29h
Cuando la Universidad de Valladolid concedió el título de Doctor Honoris Causa a don Ramón Carande, catedrático de Economía Política y Hacienda Pública y autor de ‘Carlos V y sus banqueros’, tuve la suerte de estar junto a él en los momentos previos. Es costumbre que el acto se inicie en el Paraninfo sin la presencia del homenajeado, que aguarda en dependencias cercanas a que prosiga la parafernalia. Transcurridos algunos minutos los padrinos van a buscar al homenajeado que se encuentra engalanado con la vestimenta académica más solemne: toga, muceta, puñetas y guantes.

Nos dejaron solos a don Ramón y al arriba firmante durante aquellos minutos previos. Carande estaba muy tranquilo, pues conocía el protocolo, ya que había sido distinguido con semejantes honores en la universidad complutense de Madrid y en la de Colonia. Aquellos minutos los aproveché para charlar con quien estaba considerado la máxima autoridad en economía política, del tema del día, del mes y del año: las Autonomías. Además, el excelente profesor, de portentosa memoria pese a la edad, al mencionarle su nacimiento en Palencia, se mostró muy afectuoso. Me dijo que se acordaba de muchos momentos de su infancia y juventud pasados en Carrión de los Condes.

Por aquellos días todavía se estaban definiendo las autonomías españolas, de entre las cuales la nuestra parecía no encontrar adecuado y justo perfil. La opinión de don Ramón Carande, un hombre con una clarividencia de ideas muy notable, sobre las autonomías, fue muy clara. “Se van a montar unos reinos de taifas (‘bando’ o ‘facción’ significa ‘taifa’) que van a salir carísimos. Serán una especie de pequeños reinos con toda su estructura administrativa a pequeña escala, que en algunos casos querrá serlo a lo grande y ello supondrá una sangría económica. Querrán llegar a la independencia económica y administrativa, y solicitarán progresivamente más espacios de poder y más competencias que absorberán grandes cantidades de dinero. Su economía, en algún momento, llegará a ser insostenible.

A grandes rasgos esto fue lo que me dijo don Ramón Carande. No puedo confirmarlo con sus propias palabras, porque entonces éramos pobres (más pobres) en la radio; y una cinta que había registrado una entrevista, se borraba al día siguiente con otra, sin posibilidad de conservar las verdaderamente notables en un archivo. Nadie pensaba en ello: entrevista hecha, entrevista emitida: flor de un día.

Las cifras vienen a confirmar lo que hace veintiocho años pensaba el profesor Carande. En un solo aspecto, el del funcionariado, en el año 1977, entre el centralismo y las delegaciones provinciales había 600.000 funcionarios. Hoy han crecido cinco veces más y se pueden fijar en cerca de 3.200.000. Para gobernar las 17 autonomías son necesarias alrededor de 4.000 empresas públicas que, de no haber nacido estos gobiernos pretendidamente independientes, no hubieran sido necesarias.

Otra cuestión gravosa en algunos casos es la televisión. Cada comunidad autónoma quiso tener su propio canal de televisión para darle lustre y prestigio al presidente de turno y a sus acólitos ante la ciudadanía. Afortunadamente Castilla y León en ese aspecto es una excepción. No tiene ese canal de televisión regional, dependiente de la administración autonómica, aunque funcionen canales de televisión, de ámbito regional, montados con capital privado, que no suponen ningún desembolso para las arcas del gobierno regional. En este sentido Castilla y León es ‘rara avis’ en cuestión televisiva al no poseer ‘incensario’ propio.
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