España es predemocrática

Está otra vez España al cabo de la calle. Está ese país al límite de lo que puede aceptar en su escuálido marco democrático. Y menos mal que está intervenido! Y no me refiero a las recetas económicas impuestas por los países verdaderamente fuertes, sino al hecho de que, a raíz de su implicación en las supraestructuras occidentales, no puede repetir situaciones del pasado.

Y es que, si no fuera así, me temo que estaríamos en un nuevo episodio de 'al límite de lo permisible hemos llegado', que es lo que ha marcado su talante. Sí, volveríamos al 36. Porque hay una derecha dispuesta a hacer lo que esta tendencia política ha hecho cuando lo ha considerado necesario -es decir golpear y mandar con generalato- y una izquierda que se ha autodenominado como democrática a fuer de su impotencia a la hora de imponer totalitarismos de facto -a lo sumo, ha llegado a pervertir los usos democráticos en épocas como, por ejemplo, la República-. Y, ojo, en ninguno de los dos casos me refiero a formaciones políticas en concreto. Más bien hablo de estados espirituales generalizados.

En suma, los dos antagónicos llegan (de nuevo, al tanto) a un punto de coincidencia en que el debate, la discrepancia, la contradicción de unos postulados son inasumbles. Por ejemplo, cuando alguien intenta cuestionar no ya la unidad de la supuesta patria -anatema!!!- sino, incluso, la forma cómo debe expresarse la misma.

Y por cierto -y aunque me refiera a la particularidad paralela- todo ello adornado con aquellos vicios autárquicos que tan bien se expresaron en su momento con la consigna "si ellos tienen ONU, nosotros tenemos dos" (¿o qué es, sino otro capítulo, tal vez posmoderno, de lo mismo, la insistencia en la infraestructura radial española que se contradice con la obertura al mundo?: un favorecido AVE implosivo contra otro explosivo y aplazado; un corredor mesetario preferente contra otro enriquecedor y verdaderamente productivo, menospreciado por unos y otros).

Pero ahora, el tema puntual es otro. Sí, estoy hablando de lo que veramente motiva a derechas e izquierdas españolas a hablar de la armonización autonómica: estoy ilustrando las que -humildemente, creo- son las verdaderas razones de fondo que les llevan a especular con el tema. No pueden soportar la diferencia: quieren que sea tabú indiscutible por decreto. Y menos, cuando esta es catalana. Por cierto, de gran tradición occidentalizadora.