Médicos militares

    Cada vez son menos los licenciados en Medicina que deciden ingresar en el Ejército para incorporarse al cuerpo de médicos militares. Los salarios son más bajos que en la sanidad pública o privada; el régimen disciplinario es más riguroso; y la participación en misiones peligrosas en el extranjero es obligatoria. Y lo que ahora se está produciendo es una verdadera desbandada de médicos militares a destinos civiles, dejando en cuadro los servicios sanitarios de las Fuerzas Armadas.

   Por ello, el ministerio de Defensa, tras haber fracasado intentando reclutar a médicos en el extranjero, especialmente en países que mantienen con España especiales vínculos culturales y lingüísticos, ha optado por un sistema novedoso:  ofrecer a estudiantes que hayan pasado el examen de selectividad, hacer la carrera de medicina sin costo alguno y cobrando durante el período universitario un salario como militares. Ingresarán como soldados y, cuando obtengan la licenciatura, serán oficiales, con grado de teniente. A cambio, Defensa les exigirá  un compromiso temporal de permanencia en las Fuerzas Armadas que rondará los doce años.

     No sabemos si la fórmula tendrá éxito, pero al menos es una iniciativa para resolver un problema. Un problema que se inserta en el laberinto español entre la demanda y la oferta de médicos. Hay profesionales españoles, formados en nuestras Universidades, que emigran a países en que tienen salarios más altos, y mejor consideración  social, y más oportunidades de formarse e investigar, mientras en España ejercen médicos extranjeros que, como ocurrió recientemente en Extremadura, necesitan un traductor para entenderse con sus pacientes. Hay escasez de médicos, y al mismo tiempo hay médicos en paro o en trabajos precarios, lo que es una contradicción. Y las facultades de Medicina mantienen la limitación de plazas porque temen que una masificación del alumnado sea negativa para la formación de los estudiantes. Y, en fin, para acceder a una facultad de Medicina en España se exige una nota media en la selectividad de sobresaliente alto, mientras galenos venidos del extranjero han realizado sus estudios con calificaciones mucho más bajas…

     Volvamos al principio: a la novedosa fórmula de la ministra Carme Chacón para reclutar, entre los estudiantes, a futuros médicos militares. Muy pronto sabremos si este singular banderín de enganche resulta atractivo para los jóvenes, o si el problema sigue sin solución. La medicina y la milicia son profesiones vocacionales, pero, como se ha comprobado, no siempre coinciden ambas vocaciones.


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