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Que cunda el ejemplo

miércoles 26 de enero de 2011, 13:38h
   Cuando un país tiene el número de parados del nuestro, cuando los ciudadanos se están apretando el cinturón hasta casi quedarse sin respiración, cuando la incertidumbre sobre el futuro está instalado en el animo de la sociedad, es lógico que quienes más padecen los efectos de la crisis no soporten los privilegios que creen que disfrutan los políticos.

   Por eso en las últimas semanas en la sociedad española se ha abierto paso con fuerza un debate sobre las pensiones de sus señorías y también sobre el sueldo que reciben los ex presidentes de Gobierno.

  En el caso de las pensiones que cobran los parlamentarios el agravio comparativo estaba en que un diputado o senador podía cobrar la pensión máxima aunque no hubiera trabajado el número de años que rige para el resto de los ciudadanos. Cuando se hizo la norma tenía como objeto compensar a aquellos diputados o senadores que por haber sufrido el exilio no habían cotizado a la Seguridad Social. Y esa norma con ese fin tenía sentido. Es más, era de justicia. El problema es que una norma hecha para casos excepcionales terminara siendo aprovechada por el resto.

   Hasta ahora nadie había prestado atención a esa ventaja de la que disfrutaban los parlamentarios, pero es lógico que la sociedad se plante en un momento en que la crisis aprieta hasta dejarnos exhaustos y en que el Gobierno ha decidido aumentar el número de años que debemos de cotizar para cobrar una pensión, amen de no dejarnos jubilar hasta los 67 años.

   De manera que los presidentes del Congreso José Bono y del Senado, Javier Rojo, no han tenido más remedio que coger el toro por los cuernos para modificar una norma que supone un agravio insoportable para el resto de los ciudadanos.

   Y al Cesar lo que es del Cesar, fue Rosa Diez quién planteo que esa norma no debía seguir en vigor y se la echaron encima el resto de los grupos parlamentarios. Luego, Mariano Rajoy, aconsejado por sus asesores, decidió subirse al carro y anunciar que debería de ponerse punto final a esa ventaja de los parlamentarios. Ahora ya nadie se atreve a defender lo contrario. Eso que hemos ganado.

El segundo debate es el que se refiere al sueldo de los ex presidentes de Gobierno. Por lo pronto, el PSOE, PP y CiU, se niegan a quitar un euro a los ex presidentes aunque estos cobren una pensión y al mismo tiempo trabajen en la actividad privada. Pero ya verán que al final tendrán que dar marcha atrás.

   Verán es lógico que cuando un político ha desempeñado una función como la de presidir el gobierno del país, pueda retirarse con una pensión que le permita vivir dignamente. Pero también es lógico, como plantea Izquierda Unida y una vez más Rosa Díez, que si un ex presidente se dedica a trabajar en el sector privado opte entonces por cobrar de la empresa en la que trabaja y no del erario público.

  Claro que un ex presidente tiene derecho a trabajar en lo que le venga en gana pero entonces no tiene sentido que cobre del Estado. Y hay que recordar que el presidente Zapatero puso en marcha una iniciativa, a mi juicio impecable, en virtud de la cual los ex presidentes pasarían a ser Consejeros de Estado, y eso supone una buena retribución además de continuar contando con una infraestructura acorde con la dignidad del cargo ejercido. Pero resulta que a los ex presidentes que tenemos no les gusta eso de ser Consejeros de Estado y prefieren la empresa privada donde sin duda se debe de cobrar más. Y están en su derecho, claro que sí, faltaría más que un ex presidente no pudiera decidir que quiere hacer con su vida, a que se quiere dedicar después de retirarse de la política activa. Pero aquí volvemos al agravio comparativo. Si usted se jubila no le permiten trabajar porque le quitan la pensión, entonces ¿por qué los ex presidentes pueden trabajar en la empresa privada y cobrar una pensión?

   El ciudadano no entiende que los ex presidentes pudiendo formar parte del Consejo de Estado lo rechacen y prefieran trabajar en empresas privadas ejerciendo al fin y al cabo de lobistas, porque nadie espera que acudan a trabajar de ocho de la mañana a ocho de la tarde. No es eso para lo que les "fichan", sino para aprovechar su experiencia y sobre todo relaciones.

   Ya digo que en los tiempos en que vivimos en que la sociedad tiene que hacer tan grandes sacrificios para afrontar la crisis, los ciudadanos  esperan de sus políticos la misma austeridad y sacrificio. Y la verdad es que lo de los ex presidentes chirría.

La política es una profesión honorable que está siempre bajo el escrutinio de la opinión pública, y la sociedad y las circunstancias cambian, lo que ayer pasaba inadvertido hoy puede resultar criticable e incluso insoportable.

   No se puede dar doctrina sin dar ejemplo, y para ser creíbles, tanto los ex presidentes como el resto de los políticos tienen que dar ejemplos. Les toca apretarse el cinturón.
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