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Túnez, Egipto y algún otro

Túnez, Egipto y algún otro

jueves 03 de febrero de 2011, 17:20h

La historia moderna de Túnez y de Egipto, dos países del norte de África, actualmente en la palestra mundial de la noticia, como la de algunos de sus vecinos, se puede decir que converge hacia puntos de referencia comunes. En 1955, Túnez consiguió el autogobierno y en 1957 la independencia como una monarquía constitucional. Derrocada esta última, se proclamó la República con Habib Bourguiba como presidente. Bourguiba se mantuvo en el poder hasta 1987, es decir, durante treinta años consecutivos, primero durante la etapa de partido único, y después de 1975 como presidente democrático. Zine El Abidine Ben Ali fue ministro y primer ministro con Habib Burguiba, al que depuso mediante un golpe de Estado en 1987, asumiendo la presidencia del país el 7 de noviembre. Posteriormente, organizó las elecciones presidenciales de 1989 que ganó con el 99,27% de los sufragios, triunfo que repitió en 1994 obteniendo el 99,91%. Como todo gobernante con ansias de poder, modificó en 2002 la Constitución de su país para poder seguir presentándose a las elecciones. Fue reelecto por última vez el 25 de octubre de 2009 con el 89,62% de los sufragios, frente al 5,01% de Mohamed Bouchiha y el 3,8% de Ahmed Inoubli, quienes eran afines al régimen. Demás está decir que las corrientes políticas islamistas y los partidos de izquierda se encuentran ilegalizados por el Gobierno. Las denuncian de continuo fraude electoral, de violación de la libertad de expresión y de los derechos humanos, junto a unas visibles muestras de corrupción que alcanzó a su familia en los últimos años, fueron la constante de su régimen dictatorial. En total, 23 años en el poder.

Por su parte Hosni Mubarak, el actual presidente de la República Árabe de Egipto, es también al igual que el derrocado Ben Ali, político y militar. Gobierna Egipto desde el 14 de octubre de 1981 en que sucedió, a Anwar el-Sadat, artífice de la independencia, tras su asesinato el 6 de octubre de ese año. Fue reelegido en 1987, 1993 y 1999. Obligado por la presión internacional, inició tímidas reformas de democratización del país, que culminaron en 2005 con la posibilidad de que otros candidatos se presentasen a las elecciones presidenciales, que igualmente ganó en ese año. Al jurar ante la Asamblea Popular egipcia, el 27/9/2005, su quinto mandato, el presidente de la Cámara, Fathi Surur, se refirió al hecho histórico de que por vez primera el presidente que jura su cargo es un presidente electo, ya que en anteriores ocasiones Mubarak fue elegido presidente a través de un referéndum, sin tener que enfrentarse a otros contrincantes. También arrasó en las elecciones legislativas del 28 de noviembre de 2010. En total, 30 años en el poder y, a punto, en el momento que escribo este artículo, de ser depuesto por el querer popular. Lo que demuestra que al igual que en el caso anterior y, en otros, de otras latitudes, las elecciones son solo rasgos externos de una aparente democracia, pero nada más.

Que hace que un pueblo se levante en un determinado momento contra un régimen, es algo de lo que se habla mucho y que fascina como tema a los sociólogos y politólogos. Sin embargo, no hay una respuesta concreta, salomónica, que explique dicho fenómeno. Más bien habría que preguntarse cómo un pueblo, una sociedad, pueden aguantar durante años y más años, a un solo gobernante todo el tiempo, y más aún cuando se trata de regímenes autocráticos. Cuando el pueblo se cansa, pues se cansa, y ya está; es cuando grita ¡basta! Como dice el refrán: "no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista".

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