430 empresas al día...

   Tres años después del inicio de la crisis, casi 180.000 empresas españolas se han visto obligadas a cerrar. Ello equivale a que 430 empresas desaparecen cada día; es decir, que cada hora que pasa, cada sesenta minutos, cierran en España casi veinte sociedades, y sus trabajadores se quedan en la calle. Y, analizando los sectores afectados, una de cada dos compañías desaparecidas están relacionadas con la construcción, con el “ladrillo” que tantos  y tan rápidos beneficios dio a emprendedores serios, pero también a quienes pescaban en el río revuelto de la “burbuja inmobiliaria”, del oportunismo y de la picaresca.

    Los números cantan y las cifras hieren, y es duro desayunar un sapo cada mañana. Nosotros querríamos hablarles de otras cosas, y no de la destrucción del empleo o del genocidio en Libia a manos del dictador Gadafi. Pero la radio y todos los medios de comunicación no son más que un espejo en el camino, aunque ellos no deciden ese camino.

     Hay una frase de Adolfo Suárez que hemos leído en estos días, en un libro biográfico, y que dice así: “La vida siempre te ofrece dos opciones: la fácil y la difícil. Cuando dudes, elige siempre la difícil, porque así estarás seguro de que no es la comodidad la que elige por ti”. Nosotros, a la hora de comentar la actualidad, ni  siquiera tenemos esa opción, porque es la realidad la que elige por nosotros, y no somos más que contadores de historias verdaderas.

    Mas, pese a todo, nadie se debe permitir el lujo de caer en el desánimo. Es muy fácil decirlo, es cierto,  pero lo decimos de todo corazón. Si ahora cierran en España 430 empresas cada día, ¿por qué no pensar en que pueden volver los tiempos en que esas compañías fueron fundadas y salieron adelante con el esfuerzo de todos?

    Por lo demás, y como es obligado en una sociedad en que, al modo de Darwin, se practica la selección de las especies, las empresas más vulnerables son las más pequeñas. De ahí la urgente y evidente necesidad de proteger al pequeño empresario, al autónomo, al emprendedor modesto que pone todas sus ilusiones en su iniciativa. Decíamos que cada hora que pasa cierran en España veinte sociedades. Es decir, que desde que iniciamos este “correo sin respuesta”, ha cerrado al menos una. Que Dios nos coja confesados.


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