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Una cacicada

martes 22 de marzo de 2011, 13:15h
   A resultas de un acuerdo entre el PSOE y el PP, la Junta Electoral Central ha decidido meterse en camisa de once varas dictando lo que es y lo que deja de ser noticia en un proceso electoral. Todos los canales de televisión, públicos y privados, vienen obligados a dedicar a cada partido político un tiempo de antena proporcional a la representación parlamentaria obtenida en las últimas elecciones. Lo determinarán a escote y con un cronómetro en la mano. El porcentaje de escaños obtenidos en los últimos comicios será la referencia para determinar el número de segundos o minutos de duración de la información (léase propaganda electoral) que corresponderá a cada partido político. Estamos ante algo peor que un disparate o una ocurrencia.    Tengo para mí que es algo mucho peor: es un "dicktat", una imposición ajena al espíritu de nuestra Constitución que proclama y protege la libertad de expresión y su principal derivada, la libre información. El ciudadano tiene derecho a saber todo, no lo que los partidos políticos digan que es noticia. En vísperas de unas elecciones democráticas, todos los partidos son iguales. No hay herencias que valgan. Son los ciudadanos con sus votos quienes conforman, refrendan o quitan mayorías. Lo otro, lo que ha inspirado esta norma de obligado cumplimiento -hasta que algún medio la recurra ante los tribunales-, es el intento, descarado, de socialistas y populares de consolidar la alternancia amparándose en pretendidos derechos electorales adquiridos a perpetuidad. En democracias, las elecciones deben ser un proceso abierto, limpio, sin remoras ni privilegios. Un borrón y cuenta nueva. El "staff" de los partidos políticos -grupos de poder interesados en perpetuarse- no pueden ser quienes decidan lo que es o deja de ser noticia. Es una cacicada. Por ese camino, vamos mal.
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