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Guárdate, oh Chaves, de los idus de marzo

viernes 15 de abril de 2011, 10:48h
Dicen las malas lenguas que hace algo más de una semana, Manuel Chaves planteó al partido su dimisión después de que estallara con toda su crudeza el escándalo de su hijo Iván. Y si mi último artículo lo titulé con la frase que Julio César le dirigió a su ahijado Bruto tras recibir su puñalada, ya saben, "tu quoque fili mi", éste lo encabezo con la advertencia que le hizo el adivino Espurina, "Guardate, oh César de los idus de marzo". Porque los idus de marzo nunca han sido buenos, ni para el gran Julio César ni para el "césar" andaluz, Manuel Chaves. Todas las crisis de sus gobiernos han acaecido en torno a la Semana Santa y la gran crisis que ha sacudido al PSOE andaluz, con el pulso de Griñán y el cese de Pizarro y cuyas consecuencias están aún por ver, se gestó también en marzo. No es, desde luego, una época propicia la primavera para el PSOE y, teniendo en cuenta que, en principio, las elecciones generales y andaluzas se celebrarán en marzo de 2012, yo, si fuera Pepe Griñán (que evidentemente no lo soy ni pienso serlo), me pensaría muy mucho la posibilidad de adelantarlas al próximo otoño, no sea que vuelvan a repetirse los malos augurios. Con toda esta "movida" de Iván Chaves Iborra y sus comisiones e intermediaciones entre empresas y la Junta, el asunto de los EREs fraudulentos está quedando en un segundo plano. Hay algo que está flotando en el aire. Y es que Griñán parece estar ganando la batalla mediática. Los EREs se van desinflando de las portadas, a expensas de lo que diga la jueza Alaya y las futuras imputaciones que deriven de sus sesudas investigaciones de las actas de los Consejos de Gobierno, y  Chaves y su familia (ahora su hermano Fernando, candidato a la Alcaldía de Arahal también ha sido procesado por injurias y revelación de secreto) concentran el foco de atención de todos los medios. Creo que los socialistas se equivocan al culpar al PP y a Arenas de ser los instigadores tanto de los EREs falsos como de las filtraciones sobre el "comisionista" Iván. Mucho me temo que están errando el tiro y que algunas de las revelaciones pueden proceder de sus mismas filas en venganza por el empeño del vicepresidente del Gobierno y presidente del partido por cortarle las alas al presidente de la Junta y secretario general de los socialistas andaluces. Es una jugada política digna del mismísimo Rubalcaba, que de esto sabe un rato. Insisto, aunque algunos parecen no saber leer, que todas estas comisiones cobradas por el hijo de Manuel Chaves, todos estos trapicheos familiares, no tienen por qué ser delito, ni por parte del comisionista ni por el del político que ha concedido la subvención (llámese éste Antonio Pulido, presidente de Cajasol; Antonio María Claret, ex presidente de CajaGranada, Concha Gutiérrez, ex consejera de Obras Públicas, Sergio Moreno, ex consejero de Turismo, Comercio y Deporte, Isaías Pérez Saldaña, ex consejero de Agricultura y Pesca o Fuensanta Coves, ex consejera de Medio Ambiente, con quienes, entre otros muchos, se reunió el hijo de Chaves en 2007 para sacarles en total más de un millón de euros). Lo dicho, no es delito, faltaría más, pero sí es éticamente reprobable que el hijo del presidente de la Junta se aproveche de su apellido y del "mando en plaza" de su padre para lograr acuerdos económicos con la Administración que, de otra forma, casi nadie hubiera podido conseguir. Si, pese a todo ésto, pese al "Caso Matsa", pese a los EREs fraudulentos, pese a lo del niño Iván, pese a lo de sus hermanos, hay algunos "popes" del socialismo andaluz, como el ínclito Luis Pizarro, que siguen considerando a Manuel Chaves como el verdadero presidente de la Junta de Andalucía, ninguneando a Griñán, apaga y vámonos. Y es que han sido muchos los años en los que los dueños del cortijo han hecho lo que le ha venido en gana sin preocuparse lo más mínimo de que fuese legal o no, de que fuese ético y, sobre todo, de que fuese en beneficio de los andaluces y no en el suyo propio. Sé positivamente que Pepe Griñán seguirá cuidando las formas y nunca se enfrentará abiertamente con su antiguo mentor, Manuel Chaves, para no ahondar más las heridas abiertas en el PSOE andaluz, pero va siendo hora de que rompa alguna de las fuertes ataduras que le ligan al pasado si quiere algún día aprender a andar solo. O eso, o que como decía el pueblo madrileño al recibir en 1813 a Fernando VII, que grite aquel "¡Vivan las caenas!" que puso fin a la recién nacida Constitución de Cádiz de 1812, "La Pepa", de la  que ahora se van a celebrar los dos siglos. Un grito que, por desgracia, aún sigue resonando en muchos pueblos andaluces en los que, tras treinta años de mandato ininterrumpido, ya se han habituado al inmovilismo paternalista los nuevos caciques que trajo la reciente democracia española. Pues eso, Pepe, que vivan las cadenas y a vivir.
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