Pero ¿qué ocurrió el 8-n?

El 8 de noviembre, Batasuna rompió las negociaciones con el PSE y el PNV, unas negociaciones que habían avanzado hasta el punto de que, el 25 de octubre, estuvo a punto de darse un comunicado con ocho puntos de acuerdo, según fuentes de la negociación. Pero, el 8-n, Batasuna, sin duda por presiones de ETA, concurrió a la que debía ser penúltima negociación con una ‘enmienda’ al texto: cuatro líneas en las que se decía que, en el plazo de dos años, debería haber un Estatuto de autonomía que comprendiese las provincias de Vizcaya, Guipúzcoa, Alava y Navarra. Tanto los socialistas como los propios peneuvistas rechazaron de plano esta pretensión, al comienzo de manera airada. Fue el final de un proceso que, cincuenta días después, costaba la explosión en la T-4 del aeropuerto de Barajas.

Este episodio, tampoco contado, hasta el momento, en el culebrón de Gara, demuestra hasta qué punto Navarra está al frente de los intereses de ETA. Se lo ha explicado el propio Zapatero a algunos interlocutores navarros, para reforzar su argumento de que el PSN no debe pactar, al menos ahora, con Nafarroa Bai, no porque NBai tenga nada que ver con ETA, sino porque este pacto sería escasamente comprendido en el resto de España.