El fútbol fue justo con el Sevilla

Cuatro títulos, cuatro. Los que ha sumado a sus vitrinas en sólo 13 meses el mejor equipo del mundo, el Sevilla, según el listado oficial de la FIFA. A ver quién puede presumir de semejante hazaña, a ver. En un partido espeso, feo, bronco y duro, los de Juande Ramos se apuntaron este sábado la Copa del Rey. Un título que suman a las dos Copas de la UEFA: la de 2006, ganado en mayo de ese año; la de esta temporada 2007,  y la Supercopa de Europa (con paliza a un Barça que ya en agosto daba tufillo al desastre que confirmó después). ¿Quién puede presumir de algo así en el mundo? ¿Quien?

Al margen de esta final espesa y sin calidad, el fútbol lo que ha hecho es premiar al equipo que mejor juega en España y que a punto estuvo también de ganar la Liga, en la que hizo una campaña sensacional y sólo los árbitros, favoreciendo a los dos 'grandes', Madrid y Barça, se lo impidieron. Y es que, ya se sabe que lo peor del balompié en nuestro país son los colegiados, siempre complacientes con el poder, siempre duros y fuertes con los débiles y débiles con los fuertes. Ellos sabían que en conjunto le habían birlado -o casi- el título liguero a los andaluces, y ellos como tenían mala conciencia designaron a uno de los peores, Rodríguez Santiago -ya tiene mérito ser uno de los más torpes en el listado de los torpes-, para que ayudara y compensara al Sevilla si fuera menester.

Y esto que escribo y firmo, estaba tan cantado, era tan presumible, que ya lo manifesté el pasado día 19 en el blog de deportes de nuestro periódico,como pueden comprobar si entran en él. No es que Rodríguez Santiago -pésimo por otra parte en su cometido general- influyera totalmente, pero sí dejó de señalar un clarísimo penalty al getafense Manu del Moral en el minuto 44,además de perjudicar en casi todas sus decisiones a los de Schuster. Lo cual no quita ningún mérito a un Sevilla que llegó con la gasolina justa a esta final, tras 62 partidos, 62, este año y que ganó casi más con oficio que con juego. Pues no en balde entre sus filas, hay muchos internacionales de varios países acostumbrados a estos partidos trascendentes, además de las cuatro finales que han disputado y ganado todos ellos y el resto de componentes de la plantilla en estos 13 meses.

No le quita mérito porque Juande Ramos ha logrado cambiar las señas de identidad del otrora leñero Sevilla y hacerle jugar con criterio, espectacularidad, solidaridad...  y al ataque. Hacerle ser el mejor equipo del mundo, cuando su presupuesto, aun siendo alto, dista mucho del de Madrid, Barça, Valencia y Atlético de Madrid. De modo que enhorabuena por el título copero y por haber llevado al fúbto español -de clubes, que la Selección donde nos lleva siempre es al ridículo- a la cúspide mundial y olé.