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Volvemos a ser emigrantes

viernes 29 de abril de 2011, 08:33h
Ayer comentamos, aquí, en “Protagonistas”, que estábamos dispuestos a renunciar a las entrevistas a los políticos si no aceptaban una condición elemental: que nuestros oyentes les puedan hacer preguntas, en directo, sin pactos previos y sin condiciones. Y ello porque entendemos que los comunicadores somos intermediarios entre los estamentos públicos y la sociedad, y que no podemos sustituir a esa sociedad sino estar a su lado. Si cualquier oyente les puede hablar a ustedes sin censuras, sin que nadie le pregunte cuál es el objeto de su elogio o de su reproche, ¿por qué no van a escuchar a esas personas, a esos ciudadanos de pleno derecho, quienes les piden el voto? A veces, los oyentes se meten conmigo, y lo tengo que aguantar, y lo entiendo porque nadie está en posesión de la verdad ¿Es que los candidatos a las elecciones, en su viaje por emisoras de radio o por cadenas de televisión o por medios escritos, van a tener derecho a la censura, a poner condiciones, a exigir cuestionarios que les contesta el asesor de turno? Aquí queremos frescura, amigos, y quienes no están dispuestos a hablar con las ventanas de la calle abiertas, mejor que no vengan. Para eso tienen las televisiones autonómicas al servicio de cada partido, o los medios afines, pero nosotros no jugamos a eso, y sé que algunos dirán que somos unos ingenuos y que la independencia tiene un precio muy alto. Pues lo pagamos entre todos, hombre, que esa ronda nos va a dejar la conciencia muy tranquila, y salimos ganando al no dar gato por liebre.      Hoy, amigos, y cuando está a punto de iniciarse la campaña para las elecciones autonómicas y municipales del 22 de mayo, nos ratificamos en lo afirmado ayer. Lo que da sentido a “Protagonistas”, donde los oyentes toman la palabra, es la libertad. Y queremos luchar por ello hasta la extenuación. Y queremos hacerlo muy especialmente cuando el Parlamento ha aprobado una ley que censura la libertad de los profesionales para informar sobre un mitin o para enfrentar en un debate a dos o más candidatos. ¿Quién me iba a decir a mí, Dios mío, que llevo en el trapecio más de cincuenta años, que en 2011, en plena democracia, con un gobierno socialista en La Moncloa, se iban a prohibir las preguntas de los periodistas en las ruedas de prensa? O que se iban a censurar las imágenes televisivas de los mítines para sacarles el lado bueno del rostro (mejor, de la cara dura) o de las palabras del candidato.     Cuando la información se sustituye por las notas oficiales, y las entrevistas por los cuestionarios, y la convocatoria de una rueda de prensa por la sumisión de los periodistas que no pueden intervenir, y el instinto de la noticia por la conveniencia de tal o cual partido a manipular su versión de los hechos, cuando todo eso se da, apaga y nos vamos. Desde la modestia y desde la firmeza, nos ratificamos en lo dicho ayer: ni una entrevista a un político si no entra en el estudio la voz de la calle, el clamor que sostiene la democracia, la libertad de los oyentes, los apasionantes vientos del pueblo. - Lea también: Luis del Olmo, "harto de los políticos" > Escuche las columnas de Luis el Olmo en vídeo:
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