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Dos buenas noticias, pase lo que pase

Dos buenas noticias, pase lo que pase

lunes 02 de mayo de 2011, 09:03h
Al conocer anoche la decisión del Supremo de ilegalizar Bildu, decíamos, en un editorial de urgencia que, suceda lo que suceda ahora con la controversia jurídica y a reserva de la decisión que ahora tome el Constitucional, respetábamos e incluso aplaudíamos la sentencia. Esta madrugada, otra noticia relacionada con el terrorismo, y de alcance mundial, nos conmovía: Estados Unidos había abatido en Pakistán a Obama Bin Laden, el terrorista más buscado de la historia. Lo anunciaba Obama desde la Casa Blanca a las cinco y media de la madrugada, hora española. Sin duda, el titular que cualquier presidente norteamericano hubiese querido provocar. Dos noticias, una nacional, otra planetaria, que tendrán consecuencias –a distinto nivel, claro está--, pero de las que, es obvio, no cabe sino alegrarse. Ahora vendrán las especulaciones acerca de si Estados Unidos podía extender su larga mano hasta Pakisán, o las preguntas acerca de si Pakistán autorizó la audaz operación de los comandos especiales norteamericanos (el presidente Obama dijo que sí, que Pakistan había “cooperado”). Los Estados Unidos fueron durísimamente golpeados por el terror islamista, impulsado en ese caso por el propio Bin Laden, con el espectacular atentado contra las torres gemelas, hoy un símbolo de la barbarie a la que puede conducir el fanatismo. Personalmente, no puedo sino congratularme de la desaparición de alguien que era una amenaza para la humanidad, un tipo que había dedicado su vida a hacer algo peor la existencia de sus semejantes. Ahora, ya digo, vendrán las disquisiciones, quién sabe si la venganza del terror. Pero Osama Bin Laden ha recibido su castigo y su enemigo Obama –todos éramos enemigos de esta pesadilla con rostro humano—lo ha podido anunciar, triunfal, al mundo. Me queda flotando una pregunta: ¿cómo es posible que se haya permitido que el hombre más buscado del mundo viviese, como vivía, en una confortable mansión paquistaní? Y más preguntas que tenen una segunda derivada: ¿cómo reaccionarán esos países islámicos en efervescencia –aunque no parece que el islamismo tenga mucho que ver con esas revoluciones democráticas—ante la desaparición de quien era la encarnación de la violencia llamada religiosa? Ahí quedan, entre otras muchas posibles, ambas preguntas. La segunda noticia que ha sacudido a la opinión pública, en este caso la española,  ha sido la ilegalización por el Supremo de la coalición Bildu, sin duda la más cercana a ETA –tómese como se tome—de cuantas concurren o pretenden concurrir a las elecciones del 22 de mayo. Es decir, como antes señalaba, que se trata también de una noticia relacionada directamente con el terrorismo. Alguna vez me he pronunciado acerca de las dificultades legales que yo veía para llegar hasta el paso dado por el alto Tribunal. Pero, en fin, ese paso se ha dado y personalmente tengo que alegrarme, aunque preveo borrascas en el eterno debate jurídico-judicial de este país. Veremos qué dice el Constitucional, si es que es llamado, como parece previsible, a pronunciarse. Pero de eso, como decía la protagonista de la inolvidable película, será cosa de la que preocuparse mañana. En fin, a salvo de lo que ahora ocurra en los foros de debate, en las salas de deliberación togada, en las tertulias –ya hemos empezado a oir hablar de ‘ojo por ojo’ en alguna radio, a propósito de lo ocurrido esta madrugada en Pakistán-- y en las columnas de opinión, me parece que los españoles, esa buena gente que lo quiere es vivir y dejar vivir en paz, se queda hoy con una doble sensación: el terrorismo, ese mal de nuestro siglo, es un mal en recesión, y ha recibido un doble golpe. Dos golpes muy duros.   - Lea también: Editorial: Bildu: a ver qué pasa ahora… Bildu enta en la campaña, por F. Jáuregui Y ahora, el Constitucional, por M. Á. Menéndez El Supremo deja a Bildu fuera de las elecciones Muere Osama Bin Laden
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