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Día del paro

lunes 02 de mayo de 2011, 09:41h
     La fiesta de ayer tuvo varios nombres en la reciente historia: Primero de Mayo, san José Artesano, san José Obrero, Día de los Trabajadores, Día del Trabajo. ¿Y no sería lógico, en las actuales circunstancias, con caso cinco millones de desempleados, llamarla DÍA DE LOS PARADOS, que son los verdaderos derrotados del mundo laboral.      Ayer, en numerosas ciudades españolas estaban convocadas diversas manifestaciones reclamando puestos de trabajo y protestando contra los recortes del Gobierno en política social. La manifestación principal, a la que asistieron Cándido Méndez y Fernández Toxo, líderes de UGT y de Comisiones Obreras, transcurrió por las calles de Valencia y tuvo un más que discreto seguimiento: 20.000 personas, según los organizadores, y 3.000 según la policía de la Generalitat. Da la impresión de que el personal, y especialmente los parados, están cansados de estas manifestaciones que tienen escaso eco, y también parece que el sindicalismo no pasa por un buen momento, habiendo caído en la trampa de las subvenciones del Gobierno para mantener sus costosas estructuras, y habiendo sacrificado la libertad por un plato de lentejas. Y está bien que Cándido Méndez haya tenido, en su discurso, un recuerdo para las clases trabajadoras de los países árabes  “que están luchando  --dijo—para acabar con las tiranías”, pero el problema  verdadero y sangrante del mundo del trabajo no hay que buscarlo tan lejos:  lo tenemos aquí, en España, con cinco millones de parados, con más de un 20 por ciento de tasa de paro (la más alta de Europa), y con el 40 por ciento de los jóvenes menores de 25 años (la generación mejor formada de los últimos tiempos) sin otro horizonte que el desempleo, la precariedad o la emigración. Eso sí que nos duele y nos preocupa, señor Méndez, desde el respeto a los trabajadores árabes que buscan un futuro democrático para sus países.     Y, puesto que el mundo no es perfecto, ayer se denunció que para la fabricación de esos aparatos de última generación informática, como el iPhone y el iPads, esos cacharros sin los que cualquier ciudadano parece desfasado o retrógrado, hay al menos 500.000 trabajadores chinos tratados como esclavos. Algunos permaneciendo en el centro laboral casi 100 horas a la semana o trabajando 13 días seguidos, sin descanso, porque la gran demanda de esos productos desde el Primer Mundo así lo exige. El informe acusa a los fabricantes de tratar a sus empleados de forma inhumana, como si fuesen máquinas.      Ese es, amigos, el panorama de un mundo de contrastes. Y de una España en que decenas de miles de familias tienen a todos sus miembros en el paro. Y de una China, en fin, que es un país emergente en lo económico pero una dictadura en los derechos de los trabajadores. - Lea también: Los sindicatos cuestionan la reforma laboral y reclaman otro marco financiero La EPA nos deja a punto de alcanzar la fatídica cifra de los 5 millones > Escuche las columnas de Luis el Olmo en vídeo:
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