Contra la tortura y por la verdad, siempre

Es obvio que la vieja Europa, que siempre presumió de democracia y transparencia en sus políticas, no puede amparar algunas de las cosas relacionadas con la muerte de Bin Laden. Se mintió desde la Casa Blanca al decir, inicialmente, que el terrorista iba armado, se mintió al sugerir que Pakistán había ‘cooperado’, no se dijo la verdad cuando se afirmó, desde instancias oficiales norteamericanas, que el cadáver de Osama había sido arrojado al mar cumpliendo el rito islámico (¿?). Que el director de la CIA admitiese abiertamente que (al menos) un preso de Guantánamo había sido torturado en más de ciento ochenta ocasiones para hacerle cantar el paradero de Bin Laden nos resulta difícil de digerir, aunque hay que reconocer que en este caso, al menos, sí se ha dicho, parece, la verdad. Estados Unidos de América es un gran país, digno de admiración por muchos conceptos, incluyendo su firmeza a la hora de perseguir el terrorismo. Y también, claro está, por las fórmulas democráticas que rigen su vida política y social, con las excepciones, especialmente en materia penal, que conocemos. Igualmente, nos hemos posicionado en más de una ocasión a favor de un Barack Obama de limpia trayectoria y altura de miras. Un Obama cuya popularidad ha crecido vertiginosamente tras el ataque en Pakistán contra la residencia de Bin Laden, el hombre más buscado del mundo a quien ha costado diez años encontrar. Pero el hecho de que la opinión pública americana no reaccione como la europea no puede ser excusa para la violación de ningún derecho humano. La grandeza de las democracias, del Estado de derecho, consiste en que son capaces de aplicar estos derechos incluso a quienes nos niegan todos a los demás. Tenemos que estar contra la pena de muerte, sea o no aplicada legalmente, y contra la tortura; no creemos que el fin justifique jamás los medios. Estamos alegres porque un ser dañino haya sido eliminado. Pero la alegría está matizada por los métodos empleados, y por cómo se ha tratado a las opiniones públicas de todo el mundo. Obama nos debe algunas explicaciones antes de que reciba nuestra aplauso. ¿Nos las dará? - Lea también: El Nobel de la paz Obama, más popular... pero marcado por la tortura y el asesinato de Bin Laden Todo sobre el final de Bin Laden Las mejores páginas sobre Bin Laden en Facebook La Audiencia Nacional tiene aún una causa abierta contra Bin Laden