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Contaminación ambiental... ¿Concientización...o demagogia urbana...?

Contaminación ambiental... ¿Concientización...o demagogia urbana...?

martes 26 de junio de 2007, 17:08h

Cuando comencé a escribir éste artículo, no tenía mayores expectativas mas que las de manifestar mi análisis de situación que comprende a buena parte de la región sudamericana.

No guardaba intención de quedar bien con nadie, y, mas allá de la interpretación que se le dé a mis reflexiones, o el alcance de las mismas,... simplemente, quería expresar lo que otros no pueden, por sus compromisos políticos, empresariales o corporativos.

El esplendor de las ciudades, en sus magníficas posibilidades culturales, como elemento de experiencia comunitaria, se viene deteriorando ante  la degradación y la pérdida de calidad de vida y de buenas condiciones ambientales. Estas definiciones, bien pueden ser aplicadas a cualquiera de los países de la región, ya que nuestros hermanos sudamericanos, bien pueden sentirse reflejados en ciertos procederes de comportamiento urbano.

En los temas ambientales, se debemos recapacitar y ser honestos, sobre todo ante ciertos comportamientos que le corresponde a cada habitante. Este breve análisis, no persigue otro espíritu que ser tomado como una base reflexiva de autocrítica, que bien debería ser leído o interpretado por cualquier persona, mas allá de la instrucción recibida, grupo social, o ideología que se exponga.

Los problemas del medio ambiente –cambio climático, por referenciar el más vigente- se han convertido en una de las mayores preocupaciones políticas, económicas, científicas y educativas de la época contemporánea a escala mundial, cuya solución depende, en gran medida, la existencia de la vida en la tierra. Sin embargo, no podemos limitarnos a percibir esta crisis como conflicto en el que determinados planteamientos sobre el mundo y sobre la vida, resulten inadecuados.

Somos conscientes de que sólo en un ambiente de crisis se consideran y se desarrollan soluciones innovadoras, parece claro que tenemos ante nosotros el desafío de encontrar en la crisis una ocasión para "reinventar" de forma creativa nuestra manera de entender y relacionarnos con el mundo.

Estas soluciones, no pueden ser solamente tecnológicas. El desafío ambiental supone un reto a los valores de la sociedad contemporánea, ya que esos valores que sustentan las decisiones humanas, están en la raíz de la crisis ambiental. En este contexto, la educación urbana ambiental tiene un importante papel que jugar a la hora de afrontar este desafío, promoviendo un "aprendizaje innovador" caracterizado por la anticipación y la participación comunitaria que permita no sólo comprender, sino también implicarse en aquello que debemos entender.

Para nosotros, los que estamos en los temas de remediación ambiental, la tecnología, no es una suma de aparatos sofisticados, tal como algunas empresas nos quieren hacer creer y que sin ella, no se puede remediar nada. Todo lo contrario. Tecnología es, antes que nada, una manera de usar la cabeza... Esta comparación nos lleva a cuestionar aquellos modelos de ciencia puestos al servicio de los intereses económicos.

Las administraciones públicas.

El paso de las gestiones de gobierno, evidenciaron que en sus compromisos prevaleció el criterio político por encima del ambiental. Se tratan de morigerar remediaciones postergadas, que se hacen imposibles de sostener, y cuyo efecto abanico hacen que sirva de disparador a una remediación que, como lo es la contaminación en cualquiera de sus manifestaciones, o el tratamiento de los residuos,  resulten asignaciones muy difíciles de resolver. Veamos, sólo para ejemplificar, un ejemplo de éstos últimos.

Un residuo no es peligroso en sí mismo, sino en relación con su entorno. Un residuo que estuviese perfectamente aislado, esto es, que no tuviera posibilidad alguna de interactuar con el entorno (medio ambiente físico, biológico y antrópico circundante) no sería materia de preocupación.

Sin menoscabar la actividad en sí, que representa el trabajo que realizan los cartoneros, debemos entender que no se pueden enmascarar problemáticas sociales (como lo es la falta de trabajo), pretendiendo reemplazarlo con esta actividad con la responsabilidad que le compete al gobierno en resolver, siendo éste la autoridad de aplicación al respecto.

Dicho en otras palabras, entiéndase que la gente que hace esa actividad, merece otro proyecto de vida, ya que en muchísimos casos, su situación actual, es circunstancial y deben tener otra alternativa laboral para reinsertarlos en una planificación urbana coherente.

El tema en sí, escapa a la esfera ambiental, ya que están comprometidos todos los sectores sociales, pero el estado, es el que debe hacer valer la ley y aplicar una política de estado.

El cambio de hábitos.

Educar a toda una sociedad (en educación ambiental formal e informal), no significa impartir solamente conocimiento especializado, sino apuntar al conocimiento en un horizonte más amplio: el de los valores en los cuales este cambio de conducta o de hábitos, ha de ser ejercido con responsabilidad social.

Enterarse de lo que pasa, sin embargo, no es lo mismo que comprender qué sucede. Esta diferencia sustancial parece contar muy poco para quienes tendrían la obligación de no olvidarla.

Las herramientas con que cuentan los ciudadanos comunes para hacer valer sus derechos ambientales, con mucha frecuencia, la información insuficiente o inadecuada y ha llevado al fracaso a actuaciones éticamente bien orientadas.

Es necesario tener en cuenta que en la mayor parte de los casos la ignorancia no existe: no se trata de explicar a quienes producen un daño ambiental las implicancias de lo que están haciendo. Observemos este detalle: es inocente y solidario el accionar de la gente, al entregar los residuos a los carritos, para que éstos, lo tiren en basureros a cielo abierto”, siendo nosotros totalmente conscientes de ello...? 

La gente espera soluciones, pero ellos, son parte del problema. Por lo tanto de ellos depende...parte de las soluciones. El hacerse cargo, es una de ellas...quién empieza primero…?

Es muy frecuente escuchar hablar sobre el rechazo que produce la implementación de un relleno sanitario que, como contrasentido, no pasa lo mismo con los basurales a cielo abierto, siendo éstos un foco de mas de 40 enfermedades...Qué estamos dispuestos a hacer a cambio...? Si no se arrojan los residuos en la casa de uno,...por qué los arrojan en la vía pública...?

Detengámonos en uno de ellos. A mi entender, uno de las grandes dificultades que encierra todo esto, es el problema social. La falta de contención en el hogar (en las actividades diarias, en la falta de limites a los hijos, y a los límites personales), el justificar actitudes siempre... escusándose en procederes ajenos, haciendo que éstas actitudes se parezcan mas a una pandemia de los malos hábitos, que a una actitud civilizada.

El compromiso por cambiar los hábitos debería ser un acto establecido en cada familia, y si no se revierte, (apoyándose en un programa de educación informal de concientización urbana, que apunte al mejoramiento de las relaciones comunitarias) serán cambios muy difíciles de sostener, por más programa de educación ambiental o ley que la respalde.

Las gestiones políticas

Los responsables del daño ambiental son absolutamente conscientes de lo que hacen y solo pueden hacerlo apoyados en la impunidad del poder. Veamos un circuito.

Las industrias (o alguna de ellas), se aprovecharon de la inacción por parte de las autoridades gubernativas, amparándose en medio de una extorsión para normalizar su situación en higiene y seguridad ambiental, escudándose en la siguiente advertencia: “si normalizo, no puedo conservar a la gente que le doy trabajo y dependen de mí...”. La sociedad por otra parte, se aferró de estos procederes para que sirvieran de respaldo en sostener la falta de compromiso y desinterés en el tema: si no lo hacen ellos...por qué yo..?

La obligación del Estado es hacer cesar el daño a la salud y perseguir a los infractores, comprendiéndose pues que haya un interés especial en no descubrir si se están cometiendo estos delitos.

La educación.

Educar, concientizar y capacitar a toda una sociedad (en educación formal e informal) no significa solamente transmitir un conocimiento especializado, sino apuntar a hacerle entender a la gente que nuestros actos, forman parte de nuestra cultura, que nuestra educación, se ve en nuestras acciones cotidianas, que concientizar, es actualizar conceptos para ser mejores como individuos, como sociedad, como país, y la responsabilidad no es solamente del estado, ya que hay muchísimas actitudes que dependen de uno mismo.

Algunas sugerencias...?

Por citar algunas...deberían implementarse "sanciones comunitarias" ante infracciones ambientales, para el responsable del que las haya echo (sea quien sea, ej.: si la hizo un empleado, su superior debe cumplirla). Éstas, deberían cumplirse con "acciones comunitarias" (cuidar enfermos, cortar el césped público, colaborar en el aseo urbano, etc.), independientemente de la compensación económica correspondiente al daño ocasionado.

Dicho de otro modo, el causante (tanto sea para el responsable de la familia, en el caso de un menor), (como para el director de la empresa que "desconoce" lo que hacen sus empleados), (o para el agente del estado que dice lo que el damnificado quiere escuchar), deben hacerse cargo.

Esta pronunciación, no es otra que un concepto reparador que debe ser el punto de partida, la gente observará la igualdad de los mensajes, el compromiso de los involucrados, las sanciones a los infractores, los ejemplos de los ejecutores, el respaldo que significó sus obligaciones, y el beneficio de sus acciones.

Reflexión

El panorama no es alentador y es inevitable no polemizar con este tema, ya que es mucho más fácil transferir responsabilidades, que asumir la que le corresponde a cada uno, y eso es un grave problema a resolver.

Seria una falacia el creer que hay situaciones controladas en pos de remediaciones, ante una sociedad que no se da por enterada que ellos son una parte fundamental de las soluciones. No hay forma de optimizar los resultados sin estos principios, ya que toda estructura que no repare en estos principios seriamente, arrojará resultados temporarios y reincidentes.

Debemos ponernos de acuerdo, que si no cambiamos nuestro proceder y seguimos propiciando la contaminación en perjuicio de la salud, estamos ante conductas que las leyes califican concluyentemente como delitos. La higiene en nuestro accionar urbano, va mucho mas allá de un segmento social, se mire por donde se lo mire, corresponde señalar que no excuso de culpa a quien le sobran motivos para ser responsable del daño causado, pero entiendo que "todos" fuimos cómplices de este deterioro.

Debemos apuntar a ser una sociedad que esté mucho mas disciplinada, que respete el derecho del prójimo y no estar entrenados para calificar las acciones ajenas o envidiar la de otros países...hasta cuando vamos a seguir con este absurdo...?

Estos son unos pocos ejemplos aislados, que no autorizan a decir que ése es el modelo que se nos ofrece, sin embargo, son lo suficientemente significativos como para servirnos de advertencia que hay entre nosotros personas dispuestas a hacernos correr grandes riesgos sanitarios y ambientales y ante ese perjurio, evidentemente el que pierde es la gente.

Para terminar y exponerlo de otro modo, los comportamientos comunitarios en otras sociedades, cuentan hoy con nuevos escenarios a los actuales. Habrá que preguntarse por la orientación de cada actor social (llámese gobierno, industrias, sociedades) que no quiera entenderlo y seguir con este absurdo, ....entonces habrá que preguntarse por la orientación que se quiere impartir, y por la índole de quienes la imparten..... sin demagogia, claro.

Carlos Micilio
Director de la Consultora Urbano Ambiental Carlos Micilio & Asociados. [email protected] /[email protected]

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