Mujeres no del todo deseadas

Dicen los analistas madrileños que los ánimos están crispados. Que hay una cierta tensión electoral, lo cual es síntoma de pujanza democrática. Lo más curioso de esta campaña en Castilla y León es que esa tensión no se da entre los grandes partidos (PP-PSOE), sino que se da en algunos aparatos del partido de la gaviota. Hace unos años fueron las mujeres más carismáticas de la política castellano y leonesa. Y más poderosas. Un lujo, que diría el presidente Herrera, para esta Comunidad. Se apoyaban…eran amigas. La una era la mujer con más poder en la Junta, la otra sacrificó su carrera para ir a Zamora. Hoy las une el “maltrato” de algunos miembros de su partido. Es el lado cainita de la campaña electoral. En la provincia de Soria, por ejemplo. Allí, la dirección provincial del PP está haciendo valer su “poder” sobre los que considera impuestos desde la dirección regional. La candidata número uno a las Cortes de Castilla y León, la vicepresidenta María Jesús Ruiz, está sufriendo el ninguneo y humillación del aparato soriano, que prima por encima de todo la campaña municipal (la de la candidata y presidenta del partido).  A Ruiz le han programado actos electorales en todas las pedanías de Soria. Ella aguanta porque sabe que quien resiste, gana. En Zamora, la campaña, como en el resto de las provincias, la viven con interés los candidatos, que son los que se juegan el puesto, a los electores les importa un pito lo que hagan o digan los políticos. A Rosa Valdeón, la otra vez aspirante a la Alcaldía, no se lo ponen fácil, aunque el triunfo se dé por hecho. Si bien, el presidente Herrera se esfuerza en apoyarla y en decir que es lo mejor de lo mejor  (lo mismo dijo hace cuatro años), el Partido Popular de Zamora no ayuda tanto a Valdeón como debiera. Los “maíllo”, los “alberto castro”, no ponen toda la carne en el asador por encumbrar a la alcaldesa. Total –deben de pensar- como es un lujo para Zamora, para Castilla y León y para España no tendrá problemas para colocarse.