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¡Todos los días al sol!

¡Todos los días al sol!

jueves 19 de mayo de 2011, 20:07h
Ahí están, ahí los tenéis, son la respuesta a una carrera inacabable, sin metas, sin futuro claro, diáfano. Agobiados por el paro y la precariedad… Han vuelto a casa, y están hartos de aguantar porque no les gusta lo que ven y se encuentran ante un futuro pleno de sombras y oscuridad. Son los hijos de una generación ¿perdida?... Eran esos, o eso nos parecía -"esta juventud no reacciona", "…son apáticos, no tienen capacidad de respuesta…", "…son conformistas, no se revelan ni se manifiestan…", "…hemos creado la generación mejor preparada, pero vivirán peor que sus padres…", "…qué vamos a hacer con nuestros jóvenes, no se preocupan por su futuro y no saben defenderlo…", "…pobrecillos ellos, nunca han tenido que luchar por nada, todo les ha venido dado…", no como nosotros, que luchamos contra Franco y fuimos la generación del Mayo del 68…"-. La lista de frases hechas y reiteradas hasta la saciedad, sería inacabable. Las reflexiones al respecto múltiples porque los que fuimos 'sus héroes', los que hemos hecho posible la sociedad en la que nos encontramos con los '¿valores?' que tenemos, nos hemos adocenado, estamos apoltronados en nuestro pretendido y ahora también amenazado 'bienestar', bajo nuestras respectivas calvas y barrigas cerveceras. La mediocridad del sálvese quien pueda y el estímulo del todo vale para conseguir el triunfo a través de la avaricia es, en el fondo, el resultado de nuestro mayo del 68. Hasta aquí hemos llegado y esto es lo que hemos conseguido. Ciertamente triste, ¿no? Todos estuvimos en la revuelta francesa o con ella…, aunque fuera de lejos. De muy lejos, de más lejos, de infinitamente lejos o al otro lado del Telón de Acero… Quien más quien menos se pone su 'medalla' particular y cuenta su batallita. También corrimos 'todos' ante los grises y nos encerramos. ¡Cuánta creatividad y mala memoria colectiva! Porque, al final, todos, de un modo u otro, estuvimos 'velando ante el lecho, junto al brazo incorrupto de Santa Teresa', hasta que al fin se 'acabó la rabia' y se descorcharon miles, millones de botellas. ¡Que gran éxito!. Esa fue nuestra realidad. La que más de una vez, por nuestros labios, han tenido que 'tragarse' -no sin cierta indiferencia- esos jóvenes. Y la verdad es que, después del 68, tampoco arreglamos el mundo, ni se cumplieron los objetivos. Fue, en cierto modo, como un paseíllo sobre una alfombra roja que, eso sí, trajo consigo el movimiento Hippie, Bob Dylan, el auge de la canción protesta, los festivales de la isla de Man, la libertad sexual, la emancipación, una cierta revuelta cultural y muchos eslóganes que aún hoy son un mito: "¡La imaginación al poder!". Y, puestos ahí, en ese punto en concreto, como diría mi queridísimo e inolvidable amigo Jordi Estadella: "Hasta aquí puedo leer". Ciertamente todo apuntaba que aquí, con la que está cayendo, no iba a pasar nada nuevo, que como no creemos en los milagros porque estamos de vuelta de todo y resignados, no aparecerían Robin Hood ni Superman para salvarnos de la debacle que nos han 'colado' con la globalización -ese gran invento del capitalismo para seguir vivo-, pero por lo visto, nadie había pensado que la juventud es vigor, inconformismo, rebelión, ideas de cambio y rebelión. Y ahí los tenemos, no a 'Los lunes al sol', como aquellos parados del celuloide deprimidos y sumidos en su triste y premonitorio futuro laboral, ¡no! Estos jóvenes quieren y exigen cambios de verdad. Los cambios necesarios. Piden un cambio de paso y buscan poner luz a toda esa putrefacción oscura que los rodea, y de la que no se sienten parte ni quieren hacer seguidismo. Han empezado bien. Se han alejado de los radicalismos de cualquier color que pueda enturbiar la nobleza de sus propuestas y exigencias. Son y quieren ser ellos mismos los que sienten la necesidad de dar vida a la vida, su vida, desde la reflexión y la libre confrontación de pensamientos. Es por eso, también, que han acertado acampando sus reales en ese campamento simbólico de la madrileña plaza del Sol, no para estar 'Los lunes al sol', sino para estar 'TODOS LOS DIAS AL SOL', ese sol tan necesario para despejar e iluminar el futuro que exigen y tienen derecho a construir, porque lo que hay ya no sirve. Y es así como en este Estado de las autonomías, los jóvenes, a través de las redes sociales se han organizado y han dado rienda suelta a sus ideas. Quieren y proponen soluciones a todo aquello que ha cargado de plomo sus alas. No les preocupan las diferencias culturales, religiosas ni de origen. Huyen de los fuegos de artificio de la política barata, cara e inoperativa. Ellos se mojan y exigen que todos nos mojemos. Quieren una sociedad arremangada y trabajando conjuntamente para cambiar las cosas, para hacerlas mejor de lo que tienen ahora. No piden milagros, piden hechos. Para ello en cada ciudad han montado numerosas tiendas de campaña, verdaderos campamentos de libertad que no quiere ser manipulada, porque sienten que tienen derecho a tener su propio Mayo, a vivir la aventura de forjarse un destino mejor porque lo que hay no les agrada. Es por eso que están escribiendo la historia de otro mayo, el de 2011. El mayo de 'TODOS LOS DIAS AL SOL'.
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