CEOE y sindicatos escenifican una ruptura anunciada en la negociación colectiva

Las reformas introducidas a lo largo de los años en el ámbito de la negociación colectiva han sido, tradicionalmente, cosa de dos: sindicatos y patronal, mientras los gobiernos preferían mantenerse al margen. La puesta en marcha de un plan de reformas económicas, auspiciado por Bruselas tras la supercrisis de la credibilidad española en los mercados de 2010, urgió a la aceleración de cambios en el mercado laboral. Con la reforma de este mercado, sindicatos, patronal y el propio Gobierno 'marearon la perdiz' hasta tener que aprobar un texto en el Congreso sin consenso que como se aprecia por la tasa de paro actual y los expedientes de empleo que se avecinan, sigue siendo insuficiente. Con el documento de negociación colectiva va a pasar otro tanto, desde que se diera de plazo un 19 de marzo, con el anhelo de llevarlo al Consejo europeo del 24 de marzo y certificar así que se habían hecho los deberes. Extrañas maniobras La patronal sabía lo que iba a venir cuando el pasado lunes 23 de mayo, -justo después de las elecciones que han supuesto un vuelco electoral a favor del PP-, presentó un nuevo documento de máximos,después de que su presidente, Juan Rosell y los sindicatos, asegurasen que se habían acercado posturas. Las exigencias más extremas planteadas por los empresarios madrileños incluían limitar a seis meses el período de ultraactividad (renovación automática de un convenio colectivo tras finalizar su vigencia sin acuerdo para renovarlo) que ahora es indefinido, así como un modelo único de contrato indefinido con 20 días de indemnización por año trabajado (máximo de doce mensualidades) por despido, o un contrato temporal de dos años y el salario mínimo (641 euros mensuales) para jóvenes. Las modalidades de contratación no pertenecen al ámbito de la negociación colectiva sino al de la reforma del mercado laboral, pero los empresarios insisten en volver sobre este aspecto. Los supuestos eran inaceptables para los sindicatos, con el añadido de que se presentaron después de que el presidente Zapatero se reuniera con los negociantes para agilizar el acuerdo. En este sentido, el presidente del Ejecutivo preguntó a la patronal por qué se había comprometido a enviar a los sindicatos un nuevo documento el 20 de mayo y no lo hizo hasta el 23, un día después de las elecciones municipales y autonómicas en las que el PSOE sufrió una importante derrota, y además presentó un nuevo texto con un "cambio sustancial" de lo que se había dialogado hasta el momento. Además, el presidente de la CEOE, Juan Rosell, dio un giro el 10 de mayo al señalar que los sueldos deberían ligarse absolutamente a la productividad porque el índice de inflación ha quedado "anticuado", la famosa propuesta de la canciller alemana Merkel,cuya inclusión en el texto que apruebe el Gobierno es, a día de hoy, una incógnita. El responsable de comunicación de Comisiones Obreras, Fernando Lezcano, explicaba que la CEOE "no hizo una defensa numantina" del documento que casi provocó la ruptura y que fue la patronal quien ofreció un nuevo texto, aunque Rosell en ningún momento expuso las razones del cambio de actitud de la patronal. "Se tienen que hacer mirar lo que les pasa dentro de la CEOE", afirmaban ayer fuentes sindicales, en referencia a la presión que Rosell habría recibido desde organizaciones como la Ceim tras los resultados de las elecciones para endurecer el contenido de la negociación. Qué texto se presenta: la revisión salarial, incógnita Todo parece indicar que el texto que llevará el Gobierno socialista será el anterior sobre el que trabajaron los agentes sociales antes del 23 de mayo. Sí hay acuerdo en lo tocante al absentismo, las mutuas y la entrada del empleo juvenil, pero para el resto están dispuestos a que el Gobierno cargue con el compromiso de presentar un documento en el Consejo de Ministros de junio. Queda por saber qué harán desde el Gobierno en lo tocante a marcar los plazos para acabar con la ultraactividad o con la prórroga automática e indefinida de los convenios, que es la 'madre' del cordero, y que no ha sido tarea fácil para los interlocutores sociales, que tampoco logran ponerse de acuerdo sobre el papel que debería tener un arbitraje si en una empresa las partes no logran entenderse en la renovación de un convenio. La CEOE, en ningún caso, sería partidaria de un arbitraje obligatorio; su propuesta pasaría por negociar un convenio sólo con las centrales, mientras éstas sí defienden la viabilidad de la obligatoriedad, aunque sean conscientes de que la medida podría ser inconstitucional. Lea también: La patronal niega haber endurecido su postura y pide valentía a los sindicatos