Nave a la deriva

    Después de cinco meses de reuniones, los sindicatos y la patronal han roto la negociación sobre los convenios colectivos, lo que obliga al Gobierno a tomar una decisión en el consejo de ministros del próximo viernes, día 10.       En la España de los cuatro millones y pico de parados, los sindicatos se han convertido en clubs privados de sus dirigentes, y la patronal CEOE es una caricatura de lo que debería ser el órgano que represente, con todas las consecuencias, al empresariado. Y tanto sindicatos como CEOE desconfían los unos de los otros, y ven al Gobierno como una institucional a la deriva, especialmente tras el varapalo de las urnas del 22 de mayo. Y en estas complicadas circunstancias, en lugar de otorgarse una dosis de confianza y ceder razonablemente, lo que hacen los agentes sociales es levantarse de la mesa de negociación, y mandarle la “patata caliente” al Gobierno, que habrá de tomar una decisión sobre el despido y los derechos de los trabajadores de la que saltarán chispas, aún más chispas en la sociedad de los indignados.      Este fracaso tiene nombres propios: los sindicalistas Cándido Méndez y Fernández Toxo, que viven de subvenciones del Gobierno y no de las cuotas de los afiliados a UGT y Comisiones Obreras, y el presidente de la patronal, Juan Rosell, que ha demostrado en muy poco tiempo que el cargo le queda demasiado grande.    Tampoco se libra de culpa el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, a quien le corresponderá actuar como árbitro después de que la negociación se le haya ido de las manos. Y todo ello sin olvidar al presidente Zapatero, que intenta prolongar la agonía de su legislatura anteponiendo sus intereses personales al desastre social en que está metido este país.      Lo tremendo es que, en plena galerna y cuando el oleaje llega a la cubierta del barco, quienes gobiernan el barco no son capaces de entenderse, abandonan el timón y arrojan la brújula a la basura. Y algo más tremendo aún es que, desde el Partido Popular, se contemple este naufragio como la semilla de su próxima victoria electoral en el mano a mano entre Rajoy y Rubalcaba. Y todo ello en un contexto de confusión, de egoísmo, de inoperancia y de falta de lealtad y de generosidad. La suerte (más bien la desgracia) de los asalariados está echada, y los que mandan viven en la obsesión de mantener sus privilegios de espaldas a la realidad. ¿Se imaginan al armador o al patrón, y a los marineros, en plena tempestad, rompiendo el diálogo, dejando la nave a la deriva, y echándole la culpa al maestro armero? - Lea también: CEOE y sindicatos escenifican una 'ruptura anunciada' ¿Sabe qué se discute en la reforma? > Escuche las columnas de Luis el Olmo en vídeo: