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No sin mi coche oficial

No sin mi coche oficial

lunes 06 de junio de 2011, 22:12h
Se imaginan que en las Cortes de Castilla y León, una vez constituidas, los portavoces de los grupos parlamentarios y la codiciada Mesa no aceptasen los coches oficiales que les corresponden. Se imaginan que hicieran lo mismo en las nueve Diputaciones y en los nueve Ayuntamientos de las capitales de provincia. Que el Gobierno regional redujese el número de coches oficiales (más de 150 con conductor, sin contar los de incidencias, aunque nadie sabe o quiere decir los que hay) y sólo los utilizaran para viajar fuera del lugar de trabajo.   Pues tendrán que hacerlo o deberían hacerlo, sobre todo en una Comunidad en la que gobierna en casi su totalidad el PP y su presidente Rajoy se ha comprometido a llevar a cabo unas medidas de austeridad que pasan, entre otras cosas, por una reducción de coches oficiales y que los compartan los altos cargos (máxime si son pareja como ocurre en varios casos de esta región).   La élite afectada dirá que la renuncia a los coches apenas supone ahorro, que todo es fruto de la demagogia, que es una gota en el mar de la deuda de las administraciones, que a qué se van a dedicar los conductores funcionarios. ¡Recíclelos! Los ciudadanos exigen que los que mandan también se sacrifiquen.   Pero es más, echen cuentas: consejeros, viceconsejeros, secretarios generales, directores generales, delegados territoriales, procuradores, alcaldes de capitales, concejales con exclusiva, presidentes de Diputación, diputados provinciales, presidentes de Consejos, vocales de Consejos, rectores de universidades públicas... y sume. Todos con coche. El derroche no es moco de pavo. Es una casta, la de los políticos, aferrada a sus privilegios, adicta al chófer. Un signo de que estás en la pomada del poder, que mandas. Los políticos se montan en el coche oficial y no se bajan de él para cruzarse con el parado, con el señor que está con el agua al cuello, sobreviviendo como puede. Mientras ellos/ellas movilizan coches y un par de tíos cada día para ir al curro, y no siempre a las nueve de la mañana. Los que van. A algunos/algunas les espera el coche en la puerta de casa durante horas. A otras les lleva a la peluquería y a muchos/as les traslada todos los días a sus provincias de origen (se ahorran el alquiler de la vivienda y concilian, que se lleva mucho). Algo debe tener el coche oficial. Todos los que llegan a la política tienen ganas de coche. Se suben a él y se creen capitanes generales, vengan de la universidad o de una jefatura de servicio... Será la condición humana o será la estupidez de esta gente.
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