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Y después de mí el diluvio

viernes 24 de junio de 2011, 08:45h
Se cumplen ya casi tres años desde que escribí para este diario un artículo titulado “Por favor, no le dejen solo” (06/11/2008) en el que pedía a Dios y a todos los santos (lamentablemente no me ha escuchado, como es notorio) que no dejasen solo a ZP cuando adoptó las primeras medidas para hacer frente a una crisis que, por entonces, ni siguiera existía oficialmente. Se trataba de los dichosos 400 euros deducibles del IRPF, que no sirvieron para nada (eso sí, costaron más de 6.000 M de euros a las arcas públicas) y de los 500 euros para hacer frente al pago de préstamos hipotecarios (que tampoco ayudaron a nada). Medidas apresuradas que, por lo visto fueron aconsejadas por los seiscientos “sesudos” que tenía en la Moncloa y que espero que se hayan reducido en número, porque sus ocurrencias nos han costado una pasta que ahora intentamos pagar. Claro que tampoco se quedan atrás las geniales ideas de las “bombillas” o las más recientes –cuando la crisis ya es oficial- consistentes en subvenciones a los cambios de neumáticos de bajo consumo (pero de tan alto precio que nadie los compra), todas ellas atribuibles al ingenioso hidalgo que se encuentra al frente del Ministerio de Industria, o sea D. Miguel Sebastián. Tampoco puedo olvidarme del conocido Plan-E, que sirvió para sembrar de boleras, frontones y grandes obras similares nuestra geografía y que, en muchos casos, supuso que el gasto en el dichoso letrero (que era obligatorio AMDG) fuese mayor que el importe de la propia obra. Por estos y por otros motivos similares causa "pavor" el reciente anuncio de ZP de no adelantar las elecciones generales con la finalidad de adoptar urgentemente nuevas medidas, a la vista de las recomendaciones del FMI (que, realmente, es quien gobierna en nuestro país y en otros cuantos). Pavor que se incrementa cuando veo lo que acaba de hacer para sacar adelante el Decreto Ley sobre la reforma laboral, que vuelve a resultar una medida inútil para la creación de empleo y para lo que ha vuelto a necesitar un cambio de “cormos” con los partidos nacionalistas. Porque resulta que cada vez que necesita echar mano de los votos del PNV y de CiU al resto de los españoles nos suele salir por un ojo de la cara, aunque esta vez parece que los dos partidos mencionados se han encontrado los regalos puestos en la chimenea. Y es que no puede uno fiarse más de un gobernante que nos ha ocultado la verdad, nos ha mentido en sus proclamas (los brotes verdes), adopta medidas absurdas cuando no completamente insensatas y que antepone los intereses generales de todos a su precaria estancia en la Moncloa. Me adelanto, por tanto a sus "sesudos" cerebros de la Moncloa para sugerirle unas cuantas cosas que me parecen obvias en este momento. Para comenzar, y por lo que se refiere a la reducción del gasto público debería tomar nota de lo anunciado por Dolores de Cospedal (a quien confieso admirar de forma creciente) en su discurso de investidura: menos Consejerías, menos subvenciones (especialmente para unos Sindicatos que cada vez representan a menos trabajadores y a ningún parado), menos empresas públicas no productivas y reducción drástica de los cargos de confianza. Señal de que el país se encuentra perfectamente preparado para que nos gobierne una mujer, pero no un inepto o una inepta (que tomen nota de esto las Ministras Chacón y Pajín) porque la preparación debe exigirse a los gobernantes –sea cual sea su sexo- pero no a los ciudadanos. Los ciudadanos, anónimos, o no, estamos ya hartos de gobernantes ineficaces e ineptos que sólo saben hacer proclamas huecas tal y como denuncia la plataforma del 15-M. Y de segundo plato, el fomento del empleo, que es un deber que nos viene impuesto por el FMI y por el “pacto del euro” y que comporta la necesidad de adoptar medidas muy drásticas que afecten a los Convenios Colectivos (admitiendo la posibilidad de que empresa y trabajador negocien sus contratos), al despido y, en general, a la flexibilización del mercado laboral. Nada de esto se aborda en Real Decreto Ley ratificado por las Cortes en una sesión que ha tenido más de sainete que de auténtico debate entre quienes se supone que tienen la confianza de los ciudadanos. Desde luego que por este camino no saldremos del furgón de cola de la UE, porque ya no hay tiempo para "medias tintas" ni para adoptar medidas al gusto de todos y si, de verdad, se quiere evitar seguir cayendo por una pendiente en la que nunca debimos entrar hay que actuar con eficacia. Por eso, sólo queda apelar a los militantes del propio PSOE (que los hay bien preparados) para que, por favor, no permitan que nuestro Gobierno siga en manos de un grupo de inconscientes que, con tal de permanecer en el poder unos meses más, parecen tener como único lema la frase atribuida a Luis XV, Après moi, le déluge.. *José Luis Villar Ezcurra es profesor Titular de Dº Administrativo en la UCM
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