Un debate que es romanza

    Si los debates sobre el Estado de la Nación nunca arraigaron en la sociedad española, sino que se presentan como  un cuerpo extraño o un rito democrático obligatorio de espaldas a los ciudadanos, el que ayer se inició en el Congreso de los Diputados fue una ceremonia para aburrir a las ovejas. Lo que esperaban los escasos aficionados  (hasta en los escaños del hemiciclo se volvieron a registrar escandalosas ausencias) era que Zapatero anunciase un adelanto de las elecciones generales, y que diese por concluido su periplo por el Poder, un viaje a ninguna parte con final dramático, con  la crisis económica y los cinco millones de parados, con la legalización de Bildu y su camarilla de etarras disfrazados, que están confirmando, con sus primeros movimientos, los peores presagios.      Pero Zapatero y Rajoy, como en un dúo de zarzuela, repitieron su acostumbrada romanza, que ya huele a alcanfor:      Rajoy dice: “Señor Zapatero ¿por qué prolonga esta calamidad”.      Zapatero responde: “Puede ser muy útil y respetable que usted pida elecciones…, pero además de eso ¿qué?.Nada de nada”.     Y de nuevo Rajoy: “Usted va a ser el presidente que deje la peor herencia económica”.     Y Zapatero: “Baja productividad y mucho ladrillo, eso fue lo que recibimos…”.     Y otra vez Rajoy: •España necesita un Gobierno nuevo en un tiempo nuevo”.     Y Zapatero: “Usted, señor Rajoy, es el perfecto perro del hortelano, ni apoya ni propone nada”.     Y así, como en un disco rayado, hasta la media tarde, sin una propuesta ilusionante, sin una pizca de ingenio…, la letanía monocorde de uno que está con un pie en el estribo para regresar a León, y de otro al que le sonríen las encuestas más por los defectos de sus rivales que por méritos propios.    Esta es la España que tenemos en este día de san Pedro y san Pablo, cuando los donostiarras celebran la buena noticia de que San Sebastián ha sido elegida capital de la Cultura Europea para el año 2016, al lado de la ciudad polaca de Wroclaw. San Sebastián se ha impuesto a otras aspirantes españolas que también merecían la distinción (Córdoba, Burgos, Segovia, Las Palmas y Zaragoza). En San Sebastián todo es hermoso, la mar y la montaña, la arquitectura, la historia, las tradiciones, la gente. Lo único que sobra en San Sebastián es ETA y Bildu, y esperemos que, en los cinco años que faltan para 2016, desaparezcan. De ese modo, la fiesta será completa. > Escuche las columnas de Luis el Olmo en vídeo: