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El hambre y los políticos

miércoles 06 de julio de 2011, 08:29h
     Esta tarde, el presidente Zapatero recibe en La Moncloa al secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, para debatir sobre el avance de los llamados “Objetivos de Desarrollo del Milenio”, Se trata de ocho metas fijadas en el año 2.000 para reducir a la mitad la pobreza y el hambre en el mundo. Tras el encuentro entre Zapatero y el máximo responsable de la ONU, se incorporarán a la reunión representantes de ONGs, de agencias autonómicas de cooperación y de los sindicatos UGT y Comisiones Obreras.      El fondo del asunto (luchar contra la pobreza, contra el hambre, contra la carencia de agua potable, etcétera) es muy respetable, pero de algún modo se devalúa o se desenfoca cuando pretenden convertir en líder de esos “Objetivos de Desarrollo del Milenio” a un político a la deriva, como Zapatero, que ha perdido la credibilidad en su país y en el extranjero, y a quien sus compañeros del PSOE se lo quieren quitar de encima cuanto antes. Quien no ha sabido gobernar su propia casa puede hacer el ridículo intentando ordenar un mundo globalizado y desvencijado. Es cierto que el prestigio de España como nación solidaria está por encima de los errores de sus eventuales dirigentes, pero hay casos excepcionales en que la virtud de la discreción, a la hora de marcharse, es más respetable que esos últimos coletazos de vanidad intentando demostrar, insistimos, en la casa ajena el prestigio que se perdió en la casa propia.     No se trata de hacer leña del árbol caído, ni de hacer tabla rasa de casi dos legislaturas con más sombras que luces. Pero, con un pie en el estribo del tren que lo devolverá a León, y con un país que llega a los casi cinco millones de parados, y con una economía hundida en la miseria a la espera de las órdenes que nos lleguen de Bruselas o de Berlín, meterse en asuntos mundiales, por respetables que sean las intenciones de Zapatero, puede resultar ridículo, además de ineficaz y de baldío.     Aquel mandato de resonancias bíblicas  (“médico, cúrate a ti mismo”) bien se lo podría aplicar humildemente Zapatero, mirando a los dramas que tiene en su cercanía nacional, y por muy ancho que sea su corazón universal y solidario. Por lo demás, quienes de verdad luchan contra la pobreza en el Tercer Mundo no estarán esta tarde en la reunión de La Moncloa. No pueden venir a hacerse la foto por dos razones: porque su solidaridad es auténtica, y no de propaganda; y porque, a esa hora, están trabajando, a brazo partido, allí donde son imprescindibles:  en Haití, en Sierra Leona, en cualquier país o en cualquier aldea en que el hambre y la sed, como si fuesen un perro furioso, muerden a los niños que duermen. > Escuche las columnas de Luis el Olmo en vídeo:
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