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11-M, la serie

miércoles 06 de julio de 2011, 08:44h
Tele 5. Es dudosa la sensibilidad de una cadena cuyo jefe máximo considera a Belén Esteban la musa del 15-M. Y no hace falta ver la serie del 11-M para temerse lo peor: no tanto por el guión cuanto por la oportunidad y el escenario. Pero tampoco es fácil resolver un dilema: ¿Cómo no olvidar sin recrear? El problema no es que se haga una serie, sino que sólo se ha hecho una serie: el mundo tardó casi 20 años en darse cuenta del Holocausto nazi y ponerlo en la estantería pública oportuna. Paolo Vasile y sus mamachicho no son culpables de esto: hay que mirar más al Gobierno, a la oposición, a los medios de comunicación y a este sistema que tiene atragantado aún el debate político sobre el atentado y olvida que allá, en los andenes, no sangraban las urnas sino un montón de tristes cadáveres sorprendidos. Arana. Tal vez resulte recurrente repudiar a estas alturas casi todo lo que no ocurriera casi ayer, pues hasta el ahora parece agotado por el ya en estos tiempos de urgencias: lo nuevo se hace viejo nada más exponerse, y el porvenir parece un producto caduco por el mero hecho de poder fabularse. Pero hay excepciones: Bildu no quiere sumarse a la moción del PP de Ermua, que es también del PSOE, para condenar todos los crímenes de ETA. Considera que esa retórica no responde ya a esquemas "superados por la sociedad". Y quizá lo haga mirando a Sabino Arana, decimonónico, o a Franco, ya casi medieval: entre los múltiples pecados del nacionalismo, y su clímax terrorista, hay uno no menor: conjugan fatal los tiempos verbales y no conocen el significado. Matando, que es gerundio. Veraneo Pajín. Sacarla en lorzas fue una tropelía, tanto como buscar corpiños en el mismo periódico. La vida privada no tiene tanto que ver con el espacio cuanto con el cometido: las ministras también pueden pedir intimidad en un concierto de los Rolling, rodeadas por miles de almas, si sólo son espectadoras. Otra cosa son las prebendas: estar ya de playa en julio, en un hotel y una playa reservada para una casta, es inadmisible. En España hay no menos de veinte espacios de ocio, en playa y montaña, reservados para los servidores públicos: usted, y yo, ponemos la cama. Mujer tenías que ser. Uno de cada tres europeos no aparca a la primera. La media masculina es del 24%, y del 37% la femenina. Ellas aparcan peor. También aguantan menos el alcohol, tienen una masa cerebral un 9% menor y dan a luz. Son sólo estadísticas, y hay más: aunque sea algo más pequeño, su cerebro está más preparado para la memoria y las emociones. Para pensar y para amar, u odiar, pues. La igualdad es en derechos y oportunidades, no en prestaciones ni capacidades. Mujer tenías que ser, felizmente.  
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