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Una nueva Libia

miércoles 24 de agosto de 2011, 08:58h
Los rebeldes libios han conseguido lo más duro tras seis meses de guerra contra el régimen de Muamar el Gadafi, imponerse militarmente gracias a las intervenciones de las fuerzas de la OTAN. Ahora, tienen que enfrentarse a lo más complicado: cumplir la hoja de ruta anunciada por el Consejo Nacional de Transición para organizar el estado en un plazo de ocho meses con un referéndum para una constitución que sustituya los delirios del libro verde, partidos políticos y elecciones libres y democráticas; y evitar que la venganza se adueñe de las calles y se produzca un baño de sangre que colocaría a sus responsables en el mismo nivel que los represores bajo el mando de Gadafi en estos 42 años. Los libios tienen que determinar quién es la autoridad, quién la ejerce y quién pilota una transición que debe satisfacer las ilusiones, los sacrificios, las reivindicaciones de miles de personas que se levantaron contra una dictadura implacable y sin escrúpulos. Muchos dejaron la vida en el intento, y ahora los que han logrado derrocar al tirano querrán alcanzar sus sueños de libertad, democracia y dignidad. Es muy importante evitar manipulaciones partidistas y que una deficiente distribución de los recursos pueda causar descontento y enfrentamientos que cuestionen todo el proceso. No va a resultar sencillo adaptar las formas tradicionales de poder, en manos de las diferentes tribus, a una situación democrática con unas plataformas alternativas de influencia donde el control del petróleo resultará clave. El responsable del Consejo Nacional de Transición, el ex ministro de Justicia, Mustafá Abdeljalil se muestra contrario a la extradición de Gadafi a la Corte Penal Internacional. El Consejo, compuesto por unos 40 miembros entre jueces, abogados, profesores universitarios y personalidades con reconocimiento y poder en las distintas regiones, tendrá que valorar si tiene la capacidad y la unidad suficiente como para afrontar un proceso judicial contra el dictador. Irak lo hizo con Sadam pero con la tutela directa de Estados Unidos. Precisamente, el papel de la comunidad internacional será vital para la reconstrucción, siempre y cuando no se produzcan injerencias excesivas. Está claro que la intervención militar de la OTAN será sufragada por un petróleo libio de excelente calidad y muy apreciado en unos mercados que notarán el final de la guerra libia. La próxima ficha del dominó es Siria. ¿Seguirán Rusia y China respaldando dictadores como hizo antes Occidente? - Lea también: Situación confusa en la guerra Libia: mensaje de Gadafi instando a "limpiar Trípoli de rebeldes" DCI: La 'era Gadafi' toca a su fin: descubra a fondo al mandatario libio
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