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La ‘renovación’ de las listas

La ‘renovación’ de las listas

Zamora, antaño la bien cercada, ahora se ha tornado “la bien ocupada”. Deben ser tan mediocres los políticos de esta provincia que tienen que ser cuneros los que den lustre a las listas del PSOE y PP el 20-N. Los socialistas se decantaron por Antonio Camacho, el ministro de Interior impuesto por su amigo Rubalcaba con la mediación, lógica, de Óscar López. Hubo revuelo pero, como siempre, todo ya está olvidado. Este fin de semana escenificaron la nueva realidad con el apoyo de José Blanco, que es muy mediático, con caso o sin caso Dorribo. Por la parte que toca a los populares no se han andado con migajas: han traído un nombre de postín, mejor dicho, de apellidos de largo recorrido: Víctor Calvo-Sotelo Ibáñez-Martín. Va de segundo en la lista del Congreso, pero como si fuera el primero. Esos apellidos tienen mucha fuerza en una provincia entregada siempre a las alturas. Por eso saben los políticos madrileños que esta provincia es buena para hacer carrera. ¿Acaso, pueden argumentar, no fue Sagasta diputado por Zamora? Por cierto, el que se ha caído ha sido Gustavo de Arístegui, cuyo paso por esta provincia no puede calificarse de éxito precisamente. La pisó dos días y con prisa porque lo suyo es la calle Serrano de Madrid. Desde luego, es de risa, si no fuera la cosa tan triste, que una provincia como Zamora, olvidada de siglos, regentada por políticos de medio pelo que se dedican exclusivamente a hacer carrera propia, cuando no a utilizarla de trampolín, siga con un futuro tan negro que los estudios de población ya anuncian que en los próximos 10 años la provincia perderá en torno a los 16.000 habitantes. Y eso, por lo que se ve, no lo va a arreglar José Antonio de Santiago-Juárez (otro largo y aristocrático apellido), el gurú que todo lo soluciona en Castilla y León con pócimas de hechicero medieval. Esto de las listas, la verdad, es para hacer una tesis que tienda a demostrar la frustración. Porque, aparte de Zamora, en todas las demás provincias la cosa tampoco tiene un pase. Por unos motivos u otros. Algunos apuntes: nos ha parecido increíble que en Palencia Enrique Martín, anterior presidente de la Diputación, se muestre cabreado por ir tercero en la lista al Congreso y decir que su presidente, el del PP de Palencia, Fernández Carriedo, le había prometido otra cosa, asegurando, que “se merece mucho más”. ¿Pero no ha estado ya muchos años cobrando, que no ganando, pasta larga en la Diputación? Todo les parece poco. Los políticos se acostumbran al momio y ya no quieren dejarlo de ninguna manera. Por eso ahí sigue Antonio Vázquez en Zamora, a pesar de estar más amortizado que el Duero, o Juan Carlos Aparicio en Burgos, o Jesús Posada en Soria, o Miguel Ángel Cortés en Valladolid. Lo de este hombre es increíble: cuando llegan las elecciones aparece por todas partes y después se pasa cuatro años en Serrano o Velázquez, vamos, como Arístegui. Pero la patrimonialización de los cargos, los apoyos paralelos en  los partidos, lo deciden todo, sin que nadie se ruborice. Hasta Santiago López Valdivielso ha vuelto para ocupar una plaza en el Senado. Se conoce que tenía añoranza de la política y de volver al servicio de todos los españoles. Bienvenido. El hombre, hay que reconocerlo, no fue premiado lo suficiente en su etapa con Aznar; sólo llegó a ser el jefe de la Guardia Civil. No nos podemos olvidar en Valladolid de Alberto Gutiérez Alberca, exviceconsejero de la Junta, un tipo valioso, que lo demostró en el Ayuntamiento de Valladolid, pero ahora da la sensación de que le han tenido que encontrar un puesto de trabajo. En realidad no debe sorprender, porque eso pasa mucho en política, y tal vez Alberto Gutiérrez Alberca se lo merece más que muchos otros.  En fin, enhorabuena a los que les ha tocado la lotería un mes antes de que la canten los niños de San Ildefonso. Que disfruten de ser tan afortunados y que no se olviden que esta tierra es un campo de olvido, abandono, despoblación y fracaso tras fracaso. Una tierra que fabrica mentes preparadas para que se vayan con viento fresco a otros mercados. De hecho todos estos políticos saben que Madrid es el sitio, y que las provincias son para el fin de semana como las bicicletas para el verano.