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La otra cara de la visita de ZP a México

martes 17 de julio de 2007, 08:07h

Los periodistas, marginados

Resulta increíble el grado de marginación que pueden sufrir los periodistas que acompañan los viajes del presidente Zapatero, algo que no ocurría o quizá ocurría en mucha menor medida, en tiempos de Felipe González y de Aznar. Este martes, en un desayuno organizado por la Cámara de Comercio hispano mexicana, en la capital federal y con asistencia de Zapatero y de algunos de los más importantes empresarios españoles (Brufau, Galán, Alierta, Villar Mir), los informadores fueron relegados a un ‘corralito’ desde el que contemplaban cómo desayunaban los empresarios, y ni siquiera se les permitió quedarse a escuchar lo que los empresarios tenían que preguntar al presidente del Gobierno español.

Algunas fuentes culpaban al ‘estado mayor’ de la Presidencia mexicana, siempre restrictivo en cuanto a libertad de movimientos de los periodistas, seres continuamente bajo sospecha en este tipo de viajes. Pro resulta innegable que Zapatero ya no hace apartes ‘off the record’ con los informadores, como sí hacían quienes le precedieron en el cargo, ni permite que los periodistas viajen en ‘su’ avión y también es patente que las ruedas de prensa han perdido su carácter prístino, y ahora quedan reducidas a un par de preguntas por cada grupo de periodistas (españoles y mexicanos en este caso), lo que obliga a que haya de sortearse, en cada ocasión, a quién le toca preguntar.

Todo ello redunda, naturalmente, en un mecimiento del interés informativo de estos viajes, en los que muchas veces no queda claro qué objetivos concretos se persiguen. Los séquitos oficiales también suelen ser bastante impermeables con los periodistas, con lo que todo queda reducido al reparto de los discursos que pronunciarán los mandatarios y a crónicas de color.

El presente viaje de Zapatero a México y Panamá constituye acaso un ejemplo casi perfecto de lo que decimos: aviones descoordinados  --imposible cubrir la última pare del viaje a México y, al tiempo, llegar puntual a Panamá--, desplazamientos carísimos, hoteles alejados de donde se aloja el presidente y, siempre, ‘corralitos’ para que los periodistas no estorben.

Más policía que manifestantes

Alrededor del Palacio Nacional de la capital mexicana, donde Zapatero se entrevistaba con Felipe Calderón, se montó una pequeña -mínima- manifestación de unas 30 personas que aclamaban al frustrado presidente López Obrador: “Es un honor ser de López Obrador”, cantaban los manifestantes, a los que triplicaba en número una policía con escudos que en todo momento vigiló severamente la comitiva.


Gómez Navarro sorprende

El ex ministro y actual presidente de las Cámaras de Comercio españolas, Javier Gómez Navarro, no pierde oportunidad de sorprender a sus interlocutores. Este diario ya tuvo ocasión de escucharle hablar ante los empresarios en Argentina. Ahora, en México, se ha repetido la escena. Y es que Gómez Navarro, en su ardor por defender los intereses de los empresarios españoles, llega a adoptar un tono que algunos interpretan como amenazante. Así ocurrió en el encuentro empresarial en Cancún, donde el presidente de las Cámaras advirtió a sus interlocutores de que si el Gobierno mexicano mantiene la Contribución Empresarial a la Tasa Unica (CETU), una especie de doble gravamen que, de mantenerse, sugirió el ex ministro español, podría frenar el incremento de las inversiones españolas en México.

No ha gustado precisamente este tono en los ámbitos periodísticos mexicanos, donde se resalta la normalidad en el aumento de la inversión empresarial española -no solo, por cierto, en el campo turístico- en el país azteca.

Por cierto que Gómez Navarro tiene este martes un nuevo desayuno con empresarios en la capital federal. Y más de uno sed ha echado a temblar; este hombre, decididamente, no ha nacido para diplomático.


La lágrima de Sonsoles

Cuando le dices al presidente Zapatero que este viaje a México parece un reclamo de la memoria histórica, el presidente te dice que, viendo lo que significan los niños de Morelia, “parece mentira que alguien cuestione la memoria histórica”. Visitando el centro cultural español en la capital azteca, Zapatero volvió a entrevistarse -lo había hecho horas antes- con algunos supervivientes de aquellos ‘niños de Morelia’ a los que sus padres españoles enviaron a México para huir de la Guerra Civil.

Los ancianos salieron encantados de la entrevista, resaltando “la diferencia” entre Zapatero y Aznar. Y Sonsoles Espinosa, la mujer del presidente, dejó aflorar una lágrima -o eso les pareció a los testigos- en medio de la entrevista.

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