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La exclusión de sentido

La exclusión de sentido

domingo 22 de julio de 2007, 17:38h

Somos seres históricos. Nacemos en una cultura, tiempo y lugar determinados que nos condicionan desde el principio  ¿o es lo mismo nacer en Argentina que en Londres?

Ser históricos nos lleva a entender a la historia y a las épocas como consecuencia de procesos políticos, culturales y sociales que van configurando un modelo  de sociedad, y también un modelo de hombre. Así, por ejemplo, la modernidad confiaba en un progreso indefinido y continuo que llevaría al hombre a la felicidad, a su emancipación.

Ahora bien, la posmodernidad (nuestra época)   propone al adolescente como el modelo ideal. Hay que ser siempre adolescente, liberarse de las responsabilidades, pasarla bien, disfrutar, sentir placer, evitar el dolor, y aspirar a tener un cuerpo perfecto. A  todo esto  hay que sumarle que en nuestra época  la mirada está puesta en el presente, no hay una idea de futuro, no hay proyectos claros ni sólidos. No hay sistemas fijos, los grandes relatos que intentaban explicar la realidad como el marxismo, cristianismo y capitalismo se encuentran en  una crisis como nunca antes habían tenido. Hay tantos sentidos como personas, tantos relatos como voces….

La posmodernidad surge también por ciertos cambios en lo político económico que en América Latina y en nuestro país trajeron consecuencias terribles como la pobreza y la exclusión, una nueva categoría para tratar de entender la realidad social que abarca a miles de personas, muchas de esas personas jóvenes que no tienen la posibilidad de proyectar un porvenir.

En síntesis podemos decir que:
• estamos en una cultura de la imagen, que propone al adolescente como modelo ideal y estado en el cual hay que permanecer.
• No hay grandes relatos, es decir no hay sentidos universales de la  vida del hombre
• Aparecen diversidad de sentidos, multiplicidad de pequeños relatos  cuasi individuales.
• Crisis político-económica. Pobreza y exclusión. Incertidumbre. Imposibilidad de pensar un proyecto  por falta de recursos y  posibilidades.

Después de haber visto ciertos rasgos generales llegamos al centro de la cuestión. Los adolescentes se caracterizan por buscarse  y comenzar  a hacerse a sí mismos. Surge la necesidad de independencia, toma de decisiones  y empezar a pensar sobre el futuro ¿quien quiero ser? ¿Qué quiero ser? ¿Cómo quiero ser?  ¿Cómo quiero ser?

 Las cosas hoy no son tan claras…
¿Qué idea de futuro tenemos hoy? Ninguna, o por lo menos ninguna clara.

Hace algún tiempo alguien me dijo que el gran problema de los jóvenes es que no sabían renunciar.

Ahora, yo pregunto ¿en pos de que renunciarían los jóvenes?  ¿Cómo renuncian los que no tienen nada por que renunciar, o nada al que renunciar?  Entonces  ¿Qué posibilidades tienen los jóvenes de pensar un proyecto, un futuro?

¿Cómo se puede llevar adelante la vocación en esta situación? ¿No está condicionada la vocación por todos estos factores?

Sin duda todo esto influye. La falta de idea de futuro y la falta de posibilidades materiales hacen  difícil pensar un proyecto de vida, una vocación por la cual jugarse y construir junto con otros una manera de ser y de estar. Tenemos miles de jóvenes excluidos, a los cuales se les quitó hasta el derecho a soñar con un futuro mejor en el cual puedan cumplir sus sueños de realizarse y ser felices.  Se los excluyó hasta de la posibilidad de darle sentido a  sus vidas. Se les quitó la libertad…

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